Con la verdad por delante, los sinceros: Una chirigota de verdad

Aunque sin su principal estandarte, José Molina, la chirigota de 'Los molinas' no han perdido ni un ápice de lo que fue. Pasión desbordada en una presentación que no llega a hacer reír del todo.

La guitarra de Manuel Molina parió otro pasodoble para su gente. Otra melodía para guardarla. Pasión, tres por cuatro y trabalenguas en una composición reconocible. Hecha para un grupo que nació para cantarla. El primero a su recorrido por el Carnaval en el que se sinceran al final. Era verdad el amor demostrado durante estos años. El segundo fue un pasodoble de corte político. Repartió el grupo para ambos lados. Hacia la derecha y hacia la izquierda. Letra comprometida.

Cuplé reconciliador. No sabemos lo que pasó con su primo pero ellos piden al jurado quedar por encima para evitar la carga del otro Molina durante todo el año. José sale en escena tras el cuplé. No se escuchó el estribillo. El segundo, verderón a las papas con sabor a 'chocho'. Una delicia. El estribillo, relacionado con la temática del cuplé. Mejor el primero por el efectismo.

Mucha sinceridad en el popurrí donde alternan la poca vergüenza con cuartetas al tipo que funcionan muy bien en el respetable. Esta parte elevó el nivel humorístico de un repertorio que alcanzó su cota más alta en el pasodoble. Al final, otra vez apareció la pasión y el teatro en el bolsillo. «No hay sentimiento más puro y sincero que nacer chirigotero».