El último gaditano: la comparsa de Barcelona se reivindica contra el chovinismo desde Cádiz

En la última actuación de la noche había polémica encerrada. Se esperaba una respuesta de la comparsa de Barcelona a las desafortunadas declaraciones vertidas semanas atrás por el cuartetero El Gago en el ciclo Ti vi disí mi verdá. «¡Que no vengan!», exclamó refiriéndose a esta comparsa. Hubo respuesta en forma de pasodoble (referencia indirecta) y también de cuplé (esta más concreta).

Arrancaron estos vigías con un inicio susurrado en la presentación, donde afloraron los nervios en más de un pasaje. Buena idea, no obstante, la del tipo: el gaditano que en la altura de su torre ve la vida pasar. Es fenicio, romano y musulmán. Desde su privilegiado lugar contemplan las maravillas de Cádiz, pero también sus miserias.

El primer pasodoble, el mencionado, arremete contra el chovinismo de algunos gaditanos que, según sugieren, no tienen la sensibilidad suficiente como para comprender que si no viven en su tierra es por motivos laborales o personales. O sea, porque no pueden. «Aunque sea gaditano, me hacen sentirme de fuera», lamentan.

El segundo, a los sanitarios. ¿Dónde se quedaron los honores de 2020?, se preguntan desde su voz. «Hará falta otra pandemia para que se nos valore», rematan.

Cuplés simpáticos los de este grupo que ha ido de menos a más en la actuación, aunque no pueden esconder las carencias en el equilibrio vocal, donde faltan cimientos.

En el primero de la tanda se imaginan, estableciendo una analogía con el mercado futbolístico, cómo sería el carnaval de Cádiz en Arabia. Si se van para allá todos los grandes nombres, tal vez sea su momento para superar las preliminares.

En el segundo, citado al comienzo, rematan con un dardo para El Gago, a quien no han logrado ver cantando con su cuarteto en Barcelona. Y un hermoso estribillo «para gritar a los vientos desde mi torre lo que te quiero».