COAC 2023

Selu García Cossío (I): «Se ha perdido un poco la esencia, el humor genuino de Cádiz»

El autor carnavalero asegura que tiene «muchas ganas de volver con la chirigota el año que viene»

«El musical del Selu seguirá latente en el tiempo y se incorporarán personajes nuevos»

Selu García Cossío. Nacho frade

Selu lo confirma. Tiene muchas ganas y la idea es volver al Carnaval de Cádiz, al Concurso del Falla, el año que viene con su chirigota. Le resulta imposible afirmarlo con rotundidad pues aún resta un año y la vida ha enseñado que no se deben hacer planes tan a largo plazo.

El autor gaditano analiza el actual momento del COAC desde un prisma crítico pero positivo. «Hay menos calidad, pero forma parte del proceso, y los actuales autores irán mejorando los próximos años. El Carnaval nunca se va a acabar». Aún así, se le siente la nostalgia por la época dorada de la modalidad.

-¿Cómo está viviendo este Carnaval, alejado del Concurso?

-Pues con el gusanillo, pero tranquilo. Estaba inmerso en una vorágine de 42 años cantando, con sólo dos de descanso, y necesitaba frenar. Además, este paro biológico me ha dado más ganas de volver.

-¿Regresará al Falla en 2024?

-Me han entrado muchas ganas de volver. Yo quiero regresar, pero todavía no lo sé porque queda mucho tiempo. Apetece mucho, y más cuando te encuentras a la gente por la calle, que te dice muchas cosas y te pregunta cuándo cantas. '¿Que no sales? Pues ya me has dado el día', me dijo un señor el otro día.

-¿Está siguiendo el Concurso?

-Sí. Voy viendo algo, y destaca la calidad en las chirigotas, comparsas, coros... cuartetos hay pocos. Pero reconozco que hay menos cantidad de calidad. Las que son buenas, son muy buenas, pero el resto no llega a eso. No estamos con la mayoría de grupos de las grandes épocas que tanto gustaban. Valoro además los estilos y quien lleva cada uno a rajatabla.

-Es cierto que hay muchos estilos y muy diferenciados.

-Sí, y eso nutre al Concurso. Es muy de agradecer. Yo lo que echo en falta es un poco de ironía. La crítica es dura, muy contundente, pero a mí me gusta hacerlo de otra manera.

-Salvando las distancias, hay una chirigota que sigue su senda y que incluso sigue interpretando al personaje antes y después de actuar. La de Puerto Real de Fermín y Antoñito.

-Me encanta la gente que es valiente, que hace cosas diferentes y quita monotonía. No obstante, su pasodoble es más clásico, y a mí me gusta tematizar todo. Puerto Real es más pellizquito.

-¿Cuál es el límite del humor?

-El límite del humor debe ser la ley, porque la ética ya depende de cada persona.

-Usted nunca ha querido traspasar ciertos límites.

-No te creas. Como más duelen las críticas es con humor, con ironía, y ahí no me pongo límites. Hemos tenido ética en cuanto a banalizar temas, eso sí ha estado más alejado. Pero la ironía es el arma más fuerte del ser humano en cualquier enfrentamiento. Ese punto de inteligencia duele más que un ataque directo.

-¿Cree que algunos de sus personajes no podrían salir en estos tiempos? ¿Que se impondría la censura social? La maruja, la suegra, el calzonazos...

-El miércoles estuve cantando con 'Lo que diga mi mujer' y la gente disfrutó y se rio, sin problemas. Yo hago homenajes a los personajes, no intento reírme de ellos. No falto al respeto a las personas que representan ese personaje.

Es curioso que esas cosas se pueden hacer en una película, en una serie, en un teatro, y haya quien piense que no en una chirigota. Eso sí, las cosas hay que hacerlas con arte.

-La clave, entonces, el respeto.

-Sí. Yo representé un personaje gay ('Los que cosen para la calle') y antes de meterle mano hablé con miembros del colectivo homosexual. Al final me dijeron: 'te has quedado corto'. Importante es no faltar al respeto. Yo no entro en el personaje y hago implosiones. El público no nos ve a nosotros, sino al personaje. Ve a doce marujas o doce pepis.

Críticas van a existir siempre, más ahora con las redes, pero nunca he ido de mujer y me han criticado. Pudo ser con las gorditas de la caleta... he llegado a límites y nunca se me han echado encima, por el respeto.

-¿En qué chirigota, que no fuera la suya, le gustaría salir?

-Por desgracia, ya no está el autor con el que me habría gustado salir. Con Juan Carlos Aragón. Teníamos una admiración mutua, una idea muy clara de la ironía. Con el Love pude cantar en 'Las momias...', pero no pudo con Aragón.

-Hablamos de la chirigota.

-Sí, sí, También me habría encantado afinar una de sus comparsas, que tengo mi ramalazo de la época de Villegas, pero sobre todo salir en Kadi City, Yesterday...

-Y eso que era plena competencia.

-Lo bueno de la chirigota es que tiene tantos estilos que si eres listo no comparas. Aunque ha habido quien lo ha tomado siempre como una competencia desleal, con éticas absurdas, sin reparar en su grandeza. En los 90 había un ramillete muy bonito de agrupaciones y hay que valorar esa riqueza.

-¿Y qué tipo le han pisado?

-Pisado no, porque los tipos no se repiten, cada uno le da un matiz diferente. Me habría gustado salir de camareros como el Sheriff, con mi propio estilo. Yo quería salir de bruto de pueblo porque me gustaba mucho el Carota y sacamos 'La banda de música de Cagarrutas del monte'. Otro ejemplo: el año de 'Lo que diga mi mujer', me llamó el Sheriff porque ellos también iban de casados. Pero tocamos el tema desde una época diferente, y eso nos permite coincidir en tipo.

-¿Cuál es el momento actual del Carnaval de Cádiz? ¿Está en auge, ha tocado techo o empieza a notar síntomas de agotamiento?

-La impresión general es que la calidad ha bajado. Lo que uno escucha por la calle, lee por internet... Pero no podemos estar siempre haciendo una crítica. En estos años se han ido autores muy reconocidos y como siempre se necesita un proceso. Faltan muchos y la modalidad de chirigotas se tienen que ir regenerando con los que están ahora, pero soy positivo. El Carnaval nunca se va a acabar y lo que están van a ir haciéndolo mejor.

-¿Le han dolido las imágenes del Falla vacío a las dos y media de la madrugada?

-Es que esto ha cambiado mucho. Antes sólo iba gente de Cádiz, que se puede ir a su casa más tarde, pero ahora vienen muchos habitantes de fuera que al día siguiente trabajan y no pueden aguantar tanto. Pero esto es inevitable.

Por ese mismo motivo se ha perdido un poco la esencia de lo genuino de Cádiz, nuestro humor tan gaditano. Ya no se puede cantar tanto de Cádiz porque muchos no lo entienden. Son los procesos del progreso, y sin buscarle tres pies al gato. Lo bueno es que ha abierto las puertas para recorrer toda España y eso es un orgullo para la ciudad y para el Carnaval.

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