'La resistencia': Carapapa más maduro, más templado, más entregado, pero siempre Carapapa

José María Aguilera

Cádiz

25/01/2025
Actualizado a las 23:32h.

«Yo he elegido resistir». David Márquez Mateo presenta su particular batalla de resistencia. Actitud de beligerancia pasiva, casi como el soldado en retirada, como él mismo reconoce. Se siente en la última etapa de su vida carnavalera y se le aprecia pesar, cansancio y hartazgo. Más allá de sus reflexiones personales que traslada a su composición, Carapapa disfruta de un grupo que se asocia perfectamente con su estilo actual, que huye de la estridencia y nunca sacrifica la melodía del tenor, sin sacrificar un ápice de brillo en los agudos.

El autor escoge un concepto que desarrolla de por sí en la presentación, la cual maneja de maravilla. Esta resistencia se explica ya en los tres minutos de estreno. La evolución de la comparsa marcará su destino pero la solvencia interpretativa es mayúscula, así que poco se puede añadir de un otro. Carapapa ofrece siempre lo que sabes que puede dar. Honestidad sin riesgos.

«La vida sólo es resistir. Caerse, levantarse y resistir. Igualito que mi tierra». Si El joyero entraba por los ojos, este disfraz produce el efecto contrario.

Pasodoble sencillo, sin sobresaltos, es la vestimenta de su mensaje claro, conciso, alejado de metáforas, prosaico y verdadero. En el primer pasodoble con coplas de artillería, disparan con fuego de dolor y rencor contra los camaradas en esta guerra del Concurso, donde «es tan cruda la batalla que por ganar en el Falla se pierde hasta el honor. Camaradas que disparan por la espalda». «Es un concurso en horas bajas que se está tambaleando y somos nosotros mismos lo que lo estamos matando». El Carapapa guerrillero parece haber aceptado no la derrota, pero sí el panorama, y toda su obra se impregna de esa necesaria e inevitable resistencia.

Mantiene el estilo en su segunda copla, dura contra los políticos que gestionaron la crítica Dana de Valencia.«Incompetente, irresponsable, negligente, miserable». Sucesión de adjetivos descalificativos para señalar esa bajeza moral que obliga a que el pueblo salva al pueblo.

Los cuplés ganan más por la música que por la letra.

La comparsa despega en el popurrí con un autor especialmente inspirado en estas cuartetas, donde despliega su arsenal al compás de músicas guerrilleras. Todas son muy agradables tanto en su composición musical como acertadas en sus mensajes. La sensación es que esta comparsa se le ha deslizado entre la pluma al maestro, que sólo ha tenido que poner en papel, negro sobre blanco, el compendio de su actual estado ideológico y personal. Más maduro, más templado. Y a la vez, el mismo Carapapa.

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