CARNAVAL DE CÁDIZ

Lengua de signos

Me parece una bendición, que se pueda acompañar cualquier actuación en un teatro, y que ese musical o agrupación termine cobrando vida para la comunidad sorda

Rafael Sadoc

La novena sesión de preliminares me recordó un momento vivido hace por lo menos treinta años. En escena una comparsa; El gran comandante, junto a ellos una intérprete de lengua de signos. Recordé un momento similar, cuando una agrupación del Puerto de Santa María también colocaba junto a ellos una persona que con los gestos de sus manos traducía todas las letras.

Me parece una bendición, que se pueda acompañar cualquier actuación en un teatro, y que ese musical o agrupación termine cobrando vida para la comunidad sorda. Asegurando cada mensaje, cada nota musical, cada frase, y que todo ese contenido sea percibido con total precisión y emoción.

El carnaval evoluciona, cómo todo en la vida, y en este caso para bien.

Luego, inmediatamente, me vino a la cabeza el cuplé que cantaron unos días antes Los pimpinelas de la Plaza Fragela. Y ya dentro de mi cabeza, algo me empezó a chirriar, y es que por más que lo intentaba, no veía yo a ningún intérprete de lengua de signos, explicando:

«Como está de moda reconstruirse el chocho – mi esposa se ha hecho ahora unos arreglillos. - Le han alicatado el himen con azulejos – y le han rematado los labios con zocalillos. - Se lo han dejado como nuevo – la alegría le desborda. - Pero ahora para echar un kiki hay que pedir permiso de obra».

Llego a la conclusión de que esto del carnaval, a veces es muy complicado y más aún para explicarlo con lengua de signos:

¿Quién es nadie para decirle a nadie lo que debe de cantar? ¿Cómo ponemos barreras a las letras obscenas, poéticas o equidistantes…? Ahora vemos un pregonero cantando no sé qué de disparos en la frente del presidente. Ese alegato casi unánime en las redes de que el carnaval siempre fue de izquierdas (parece que Jesús Bienvenido en su dilatada vida carnavalesca no hubiera escuchados muchos coros). ¿Y cómo explicamos al respetable esos que no lo tienen muy claro a la hora de ir a las urnas?, yo no soy ni de izquierda ni de derecha (Ciudadanos tendría todavía un buen nicho de votos entre toda esa indecisa marejada de gente). Luego están, los que me recuerdan a aquello de; La Caleta es bonita, el Falla es bonito, y tó es muy bonito… San Antonio es bonito, el Carranza (ya más bien el nuevo Mirandilla) es bonito y tó es muy bonito… La calle Sagasta que bonita es… ¿Esa ironía, cómo carajo se traduce en lengua de signos? ¿Es posible hacerlo? ¿Lo entenderían?

Y ya puestos, traducir este texto tampoco tendría precio: «Que le pese a quién le pese vivimos en el paraíso, ¿o ya no…? Porque en el paraíso no viven los gaditanos, y sí los que nos han invadido, que se sienten tan de Cádiz como cualquiera de nosotros, pero ellos no han nacido en la provincia con la mayor tasa de paro de toda esta España nuestra».

Llegados hasta aquí, insisto; ojalá llegué el día que veamos un/a interprete de signos en cada una de las agrupaciones que se suban al Gran Teatro Falla (por supuesto, infantiles y juveniles incluidas). Lo de las callejeras sería otro tema a tratar, pero eso más pa adelante. Ah, y luego claro está, no debemos olvidarnos tampoco de los romanceros. Por cierto, ¿os he hablado alguna vez de los romanceros…?

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