Opinión de Carnaval
El Concurso
Veo cada vez que se bajan las cortinas del Falla como los componentes de las distintas agrupaciones besan el telón cual si fuera el manto de una Dolorosa o un Cristo nazareno
«El concurso huele amargo, huele dulce y huele a copla, el concurso es tan extraño, y es que el concurso es otra cosa…»
Veo cada vez que se bajan las cortinas del Falla como los componentes de las distintas agrupaciones besan el telón cual si fuera el manto de una Dolorosa o un Cristo nazareno. Algunos, bastantes, hasta lloran al ser entrevistados por Laura Jurado. Esto ha llegado ya a ser algo tan universal, tan grande, que se ha convertido en una devoción mariana, religión, doctrina o creencia.
Usamos los repertorios como dogma de vida, como catecismo. ¿La culpa…?
Intentando reflexionar sobre ello, insisto en que es una opinión personal, creo que todo nace en los diferentes repertorios que se han cantado en el Falla, me atrevo a justificarlo con varios ejemplos:
«Si por mala suerte me fuera un día para el otro barrio, no olvides mi doctrina y mi catecismo: amaras a Cádiz sobre todas las cosas y a los gaditanos como a ti mismo…»
«No es una fiesta más, ni una feria de tantas, es un modo de estar de la gente de Cádiz, que hace de su cantar su semana más santa, su semana de gloria, de olvido y pasión…»
«Si buscas los carnavales de la tacita de plata, tome mis indicaciones que no vienen en los mapas…»
«Paseaba apuraillo sin un duro en el bolsillo una tarde como otra…»
Podría seguir y seguir hablando de letras de carnaval que han servido de señuelo perfecto para apropiarse, cuál secta divina, del alma de los gaditanos. Hablo de los gaditanos en plural, de los de Cadi Cadi, de los gaditanos de la provincia, de los gaditanos que son de Andalucía aunque no hayan nacido en Cádiz (ahí incluyo a los gaditanos de Sevilla que son lo más gaditanos), de los gaditanos de fuera de Andalucía, que pretenden ser más gaditanos que los propios gaditanos nacidos en la provincia, un paso más allá, diría incluso más gaditanos que los de Cadi Cadi.
No sé si sacar la preselección fuera del teatro conseguirá que no vengan todos los que sueñan con subirse al Falla, tal vez sea una solución de cara a la calidad y cantidad en el concurso. Aunque sinceramente, soy más de aquellos míticos comentarios rebosantes de ironía y carga gaditana que hiciera Juan Carlos (palabra de Dios te alabamos señor) en el que comentaba:
«Ahora hay un derecho humano nuevo, es el de cantar en el Falla y salir en Onda Cádiz, por lo tanto, todo ser humano por ser persona tiene derecho a cantar en el Falla y a que te escuchen…»
«Y si no te gusta lo que escuchas, pues te vas al bar o coges el móvil o te duermes o cambias de canal, o haces lo que te venga en gana…»
En fin, que lo del concurso es mejorable, pero atentos a la jugada, si le metemos mano y no lo retocamos bien, incluso podría hasta empeorar.
Lo que si reconozco y no sé cómo ayudar a arreglarlo, ni buscarle una maldita solución, es que falta mucha gente que nos han hecho ser muy felices con sus repertorios, y ojalá vuelvan pronto. Sinceramente, lo digo con el corazón en la mano, ahora más que nunca los necesitamos.