CARNAVAL DE CÁDIZ
Miguel Moreno repasa su trayectoria antes de volver a subirse a las mismas tablas donde tembló siendo un chaval
El cuartetero gaditano recuerda el año sabático que disfrutó un grupo que hunde sus raíces en el humor inteligente acompasado bajo el sello gaditano
Miguel Ángel Moreno Gómez quiso ser desde muy chico cuartetero. Desde que tiene uso de razón se aprendía las parodias de los míticos del momento de memoria. No era la moda, nunca lo fue, pero en su colegio él era de los pocos que cantaba las coplas de los cuartetos por delante de las comparsas o chirigotas que triunfaban en el teatro.
Cuando lo dijo en su casa, eso de que quería sacar un cuarteto, no le creyeron ni los vecinos. Eso fue hasta que se apuntó con tres amigos más del barrio y salió su nombre en el diario. Ahí sí ya que le creyeron sus padres, que no tuvieron otra que sacarse las entradas para ir a ver el hijo actuar Y hasta hoy.
Porque decir Miguel Ángel Moreno Gómez es, en el mundo del Carnaval, decir Cuarteto con mayúsculas. Suyos han sido los últimos primeros premios y suyos deben ser los que vengan. Eso será si siguen incrementando su nivel año tras año.
Le debe a Ángel Gago enriquecer su estilo, hacerse grande en las tablas y dotar al grupo de un equilibrado reparto de golpes que hace disfrutar al respetable con una amplia gama de factores que le hacen ser de lo más completo.
En esta entrevista, Moreno disfruta contando las vivencias desde que era un chaval hasta la actualidad. Porque Miguel, además de un gran cuartatero, es un disfrutón. Y ese disfrute es lo que transmite un grupo al que le ponen la guinda Figue, que con su potente voz se come el teatro, y Chicho, al que le basta con un guiño para meterse al público en su bolsillo.