Opinión

Me tiro por los bloques

El avance de la turistificación inunda las coplas e incluso algunos tipos de los más grandes de la fiesta

El Gran Teatro Falla grita las penurias del pueblo, se desgarra con las problemáticas, dando carga a quien corresponda, con mayor o menor gracia, pero ahí queda. Rebeldes con estilo que se mojan y plantan cara a los gobernantes, a los mandatarios, a los políticos de turno y se lo llevan todo por delante. Las tablas como altavoz, como toda la vida ha ocurrido aquí, lanza consignas a modo de coplas que vienen de otros tiempos pero recrean las vivencias del día a día en la ciudad o en cualquier parte del planeta.

Este año la problemática de la falta de vivienda y el aumento considerable de los pisos turísticos en Cádiz y en toda España está dando que hablar en este Carnaval de los regresos. Y con razón. La asfixia en las ciudades está llegando al límite y eso sale en las coplas. Coplas de barrios muertos, de vecinos hartos, de desahucios, de cementerios podridos, de ratas de cloaca que sobreviven entre idas y venidas de maletas de turistas, de caraduras de renta antigua, pero también del otro lado, de esa vecina que alquila una habitación para sobrevivir y en la otra están su hijo y su perro y la suegra en un saco de dormir del Decathlon.

Quizá las coplas y los gaditanos no solo se miran el ombligo cuando llega el Carnaval -como algunos piensan-, también vienen con denuncia, como siempre ha sido y gracias a esos autores que vomitan esta alarmante situación. Hablar de un turismo masivo que no es bienvenido, de unos ruidos que molestan, de una falta de aparcamiento que se ve más agravado aún si cabe, de una explotación de la superficie donde ya no queda hueco, de ver morir los barrios, de echar a sus huéspedes y moradores, de perder esa esencia, donde ya no se cabe y donde el Manteca en hora punta es un hervidero de 'guiris' que esperan la tapita de chicharrones y la tortillita de camarones. Un Cádiz que se vuelve inhabitable y va falleciendo lentamente. Una pena en todos los aspectos.

Y unas letras que argumentan esa agonía, esa última exhalación es todo un regalo para comprender en qué punto estamos y, sobre todo, hacia dónde vamos a un ritmo aplastante. Dejen paso a los grandes de la fiesta que este año llegan también con no solo coplas, sino en los tipos se puede ver el destrozo de la masificación y las consecuencias de la gentrificación. Autores como el Jona, Bienvenido e incluso El Selu dan buena cuenta de ello desde todos los puntos de vista. Llévenme a ese cementerio decrépito antes que muera el barrio y cuando me tire por los bloques me recoja la Juani en su portal para darme alguna habitación en su casa.

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