DESDE LA PLATEA

El regreso al futuro de la chirigota

La modalidad brilla en un año marcado por esperados regresos y originales ideas

La chirigota está más viva que nunca. Creo que ya nos hemos enterado de sobra en lo que va de concurso que acaba de empezar. Y es que hemos vivido años de pobreza absoluta en la modalidad, donde las cuentas salían desde preliminares, pero parece que como todos predicen el triunfo este año va a estar muy reñido. Llegar a ese olimpo de dioses que es la Gran Final va a costar sudor, lágrimas y buenos repertorios. Por ahora, la cosa parece que funciona. Tanto es así que auguro una buena trayectoria para el tándem Molina y Melli, cómo salta el vello en los pasodobles (y las lágrimas)... Quien no se haya emocionado con ese 'popopo' es que un 'malaje' de categoría. Que vengan a decirme que el Lupi no te deja ya encendido y con ganas de más. Esa batalla de coplas entre la chirigota y la comparsa va a costar fatigas superarla. Solo espero que el Yuyu deje el listón bien alto con su vuelta, así como el Selu nos haga reír a carcajadas.

Y como mandan los sentimientos me paro a reflexionar en la lección que nos ha dejado el Canijo y sus 'muchachos' en menos de 20 minutos. No solo puedes sentir el corazón en sus letras, ese agradecimiento a su San Pedro de Loreto vale más que el oro, al igual que luchar para acabar con los machirulos desactualizados. A deconstruirse toca y si no huye. Parece que las maderas del coso gaditano le sientan tan bien que hasta ese Shreck se ve rejuvenecido.

Aunque la apuesta ganadora de mi lista tiene otro nombre y otro color: Carlitos Pérez. El color del buen hacer, del buen gusto a su manera, de saber dominar lo nuevo y lo clásico, de brillar con una bata de guatiné con purpurina y cacharros del todo a cien. Eso solo lo manejan los expertos, los del olor a orillita, la caballa o la rebaná. El Vicky el Vikingo de Cádiz Norte tiene a quién salir y eso se ve en las tablas del Gran Teatro Falla.

Perdónenme si tiro para lo que me gusta, pero es inevitable comentar el trabajo que lleva haciendo una chirigota clásica que muerde los vientos cambiantes del concurso y se lo lleva a su terreno. Esos viajeros del año 3000 que vienen de vuelta me parece una idea tan loca como interesante. Ese estribillo dará mucho juego en la calle, así como ver todos los cachibaches que llevan encima sin dejarte ciego. A riesgo de parecer una fanática empedernida, me considero 'carlista'. Y a pesar de las vacilaciones del jurado otros años, este podría llevarse el gato al agua y saborear la gloria, aunque ellos ya saben lo que ocurrirá en el futuro.

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