La Jartible Infiltrada
Una y no más, Santo Tomás
Hoy, solo nos queda seguir soñando con carnavales, con los de siempre, los de Febrero y cruzando los dedos para que ninguna pandemia, más, nos los vuelta a arrebatar
Este carnaval de verano será recordado por sus rarezas. Comenzamos en mayo, con el ya finalizado concurso oficial de agrupaciones, que aunque se preveía descafeinado, ha estado a la altura de las mayores expectativas y sobre todo, ha hecho las delicias de todos los aficionados, que llevábamos más de dos años esperando, con ansia, ese ¡va telón! en el teatro. El jurado oficial convertido en uno de los protagonistas del año, a los que vimos, durante la noche de la gran final, haciéndose fotos con aficionados, como estrellas del rock. Y tan panchos.
Un carnaval de altas temperaturas, de horarios imposibles y que traen a la memoria, de los más mayores, aquellas fiestas típicas gaditanas y que, además, no está teniendo el peso que se pensaba. Había ganas, muchas ganas, pero quizá, no han sido suficientes, ya que se han dado algunos factores que han influido en el “pinchazo” que se siente hoy, tras el pistoletazo de salida al primer gran fin de semana de nuestra fiesta grande. Un domingo de carrusel de coros, a la fresquita, prácticamente vacío, calles sin aglomeraciones, barras sin largas esperas, la problemática de las noches de “botellona”, agrupaciones punteras en sitios señeros de la ciudad, como la Torre Tavira o la escalera de Correos, donde se les podía escuchar casi en primera fila, una estatua de Moret sin compañía y poco ambiente de coplas ilegales por las esquinas de cualquier calle. El comentario generalizado: “Hay más agrupaciones que gente para escuchar”. Los hosteleros ya hablan de fiasco y de haberse preparado a conciencia, tanto en material, logística, como en personal, pero todo apunta a que los números no van a salir.
Ayer las agrupaciones se quejaban de falta de organización y de responsables a los que acudir. Este es, entre otras cosas, un carnaval con las vacaciones a la vuelta de la esquina, que ha hecho que en las calles no se encuentren tantos foráneos como de costumbre, también el calor y los largos días de playa, han jugado en detrimento de esta idea de semana de carnaval. También el no haber contado con el punto fuerte del lunes festivo. Hoy, solo nos queda seguir soñando con carnavales, con los de siempre, los de Febrero y cruzando los dedos para que ninguna pandemia, más, nos los vuelta a arrebatar. Una y no más, Santo Tomás.
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