Carnaval de Cádiz 2022
Los peligros de un Concurso del Falla politizado
La disolución del Patronato ha dado plena libertad al Ayuntamiento para amoldar el certamen a sus intereses, poniendo en serio peligro la libertad de expresión de sus participantes
Cuando en febrero de 2021, la concejala de Fiestas, Lola Cazalilla , pronunciaba en el Pleno su discurso sobre la disolución del Patronato del Carnaval de Cádiz para abanderar en solitario la organización de la fiesta, pocos fueron los que levantaron la voz para alertar de los peligros que conlleva dejar al todopoderoso Concurso de Agrupaciones del Gran Teatro Falla en manos de los que gobiernan.
Más allá de si la Alcaldía la copa un partido de izquierdas o de derechas, la propia definición de la política -introducida desde tiempos de Aristóteles- que apunta a sus fines como las metas que propone un grupo organizado, sitúan en una senda muy peligrosa a un certamen de coplas que debe ser la meca de la libertad de expresión.
Aquel día, en aquella sesión plenaria que suponía un retroceso de dos décadas en el avance de la fiesta, pocos fueron los que se acordaron de aquella chirigota de 2001 de Paco Cárdenas, Peñalver y Noly, 'Los bufones de Doña Teófila primera y esperemos que última' , que puso en el candelero lo que suponía contar con un COAC libre e independiente, alejado de las manos del poder.
Las amenazas a sus componentes por un repertorio crítico con la entonces alcaldesa Teófila Martínez y su octava posición en la clasificación del jurado terminaron de decantar al año siguiente el debate sobre la creación de un órgano participativo como el Patronato del Carnaval, que por cierto fue apoyado tajantemente por la propia Teófila Martínez , en su hábil decisión de desmarcarse políticamente de lo que ocurría sobre el escenario del Gran Teatro Falla.
Desde ese momento, el sello político siempre se ha mantenido al margen de todo lo que ha rodeado al certamen, no tanto del tráfico de influencias y las presiones personales, siempre ligadas a un certamen que mueve mucho dinero y donde todos los años hay ganadores y perdedores. Pero eso sí, al margen de la política.
Entonces llegaron los celos entre autores, el mal perder y el interés personal por encima del colectivo, que sumado a la llegada de un Gobierno de izquierdas, afín a la mayoría de los participantes, hicieron olvidar esa libertad coartada. Los colectivos se vieron obligados a dar un paso atrás y el Ayuntamiento se convirtió en el único responsable de medir y dirigir todo lo que iba a ocurrir en el Carnaval en adelante.
Antonio Rivas, uno de los autores más veteranos y miembro durante años del Patronato del Carnaval, es claro en su mensaje. «Si no han politizado el Concurso, desde luego tiene toda la pinta», apuntaba, al ser preguntado sobre si considera que el certamen se ha politizado. «Vamos para atrás, a contracorriente de otros carnavales como los de Montevideo o Tenerife, donde cada vez se cuenta más con la opinión de los colectivos que entienden de la fiesta. Aquí, al revés. En lugar de ampliar la representación del Patronato, como se pretendía con un Gobierno de derechas, aquí se han decantado por lo contrario, por dejar de contar con todos», explicaba el coplero, que ponía en entredicho especialmente la elección del jurado.
«Aquí se propuso una fórmula, que era elegirlo por consenso de todos los representantes legales de las agrupaciones, pero el Ayuntamiento no quiere. Tenía claro desde el año pasado que iba a ser Ana Barceló y así ha sido. Si quieres que no se sospeche de ti, no debes elegir tú al jurado», apuntaba.
Miguel Villanueva, otro de los nombres de este Patronato del Carnaval de Cádiz , también ponía en cuestión una posible politización del certamen. «Obviamente la política está metida en todos los aspectos de la sociedad. Quien marca tendencia y corrientes de opinión son los jurados», explicaba el presidente de Autores.
«La democracia se sustenta en la participación de colectivos que durante años han intentado trabajar en beneficio de la ciudad sin ningún tipo de recompensa. Hoy en día hay formas y actitudes que son peores a las que vi en las Fiestas Típicas Gaditanas», asevera Villanueva.
Por eso, cuando en el COAC 2022 miramos al escenario, vemos el reflejo de lo que se ha querido construir. Coplas dirigidas, con una autocensura reconocida por muchos autores, ante un jurado con un marcado sello ideológico. La propia elección de la presidenta del jurado, sin más fórmula ni debate que la del nombramiento a dedo, daba vía libre a las especulaciones.
Sobre todo, teniendo en cuenta que su nombramiento fue rechazado un año antes, cuando en una fórmula excepcional adoptada por la renuncia de la Junta Ejecutiva del COAC, todos los partidos -PP, PSOE y Ciudadanos- excepto Adelante Cádiz se decantaron en su lugar por el locutor Manolo Camacho . Una elección que incluso provocó unas desacertadas declaraciones de la concejala de Fiestas, lamentando que no fuera una mujer la que presidiera el jurado.
«Es importante visibilizar desde ese puesto el papel de la mujer en un mundo tan masculinizado como es el Carnaval de Cádiz. Es hora de empezar a romper el techo de cristal que, aún hoy, se cierne sobre las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad y, en el caso que nos atañe, en el Carnaval de Cádiz», decía abiertamente la edil, con unas palabras que incluso han venido a poner en tela de juicio el excelente papel de la comparsa 'We can do...Carnaval', con un claro mensaje feminista.
Unas declaraciones que han afeado la propia conquista conseguida por este grupo de mujeres, que han sido señaladas quizás por las sospechas que dejaba Cazalilla con este mensaje público, innecesario y fuera de lugar, teniendo en cuenta además que ya hubo una mujer que presidió el jurado en 2011, María Victoria Smith y que ya rompió el techo de cristal realizando además una excelente labor. Y es que no sólo hay que ser honesto, sino parecerlo.
Después de todo esto, con pancartas políticas en el escenario, con decisiones como la de invitar a un grupo de presos a cantar en el Falla, todas con un claro sesgo ideológico, evidentemente la libertad de los autores ha quedado coartada. Algo que la mayoría reconoce abiertamente en privado pero que ninguno quiere denunciar, porque el año que viene hay otro Concurso y ha quedado demostrado que los intereses siempre están por encima de la libertad. Por encima de todo.
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