Márquetin
«O escribes algo que merezca la pena leer o haces algo que merezca la pena escribir». Benjamin Franklin.
Echo la vista atrás y no soy capaz de identificar cuando el COAC dejó de ser un concurso de repertorios y se convirtió en lo que a menudo es ahora: un insufrible ejercicio de autofelación de los autores. Un concurso donde el propio entorno del COAC suministra los temas a tratar, y donde el jurado, siempre novato y cortoplacista, no tiene una visión estratégica sobre la dirección que conviene tomar. Que apechuguen los que vengan detrás. Decía Séneca que “no hay viento favorable para el que no sabe dónde va”.
Las buenas coplas suelen pasar desapercibidas para el público y el jurado. Suelen ser las letras efectistas, si es posible faltonas e insultantes, las que se llevan el mejor saldo de puntos. Es el triunfo de las formas sobre el fondo, de la apariencia sobre lo sustancial. El autor sabe que la victoria está más cerca cuando un runrún circula por el teatro, y ese rumor del público se obtiene más fácilmente cuanto más cercano es el agraviado. Putin está demasiado lejos y al público le pone pitoso el olor de la sangre.
Las agrupaciones se han doctorado en márquetin, en expertos vendiendo su producto, y no solo sobre las tablas, sino también antes y después de la actuación.
Hace un par de años asistía atónito a la ‘performance’ en las redes sociales de aquellos ‘impacientes’ haciendo pasacalles muchas horas antes de la función. Llegaron incluso, con la anuencia del regidor de escena, a llevar la parodia, que se hizo viral, al interior de un teatro aún vacío. Un calentar el gallinero en versión tres punto cero.
Este año otra agrupación ha dado una vuelta más de tuerca, fingiendo el robo de su tipo para publicitarse, generar expectación y utilizar ese supuesto delito para construir su repertorio. Y por citar solo un caso más, también este concurso, una comparsa decide estrenar su agrupación antes del COAC para utilizar esa libre decisión, ya en el COAC, como leitmotiv de su obra, quejándose de una probable e injusta sanción por haber estrenado antes de la fecha. ¿Para qué perseguir la noticia si la puedes generar tú?
Finalizada la actuación, la mercadotecnia continúa con la publicación de dimes y diretes, alimentando el monstruo del metacarnaval y preparando la réplica de la siguiente sesión. Y si ese año llevas un tipo y unas letras demasiado crípticas, siempre podrás publicar la explicación de cada metáfora de tu obra y un esquema donde se detalle cada elemento del tipo y su simbología apipirigañada y agropecuaria, que diría el Chimenea. Los grandes poetas de Cádiz están tan cerca de la divinidad que no siempre les resulta fácil hacerse comprensibles por la chusma.
El otro día buscando en internet el COAC me encontré con la página del “Colegio Oficial de Agentes Comerciales”. ¿Casualidad?