OPINIÓN CARNAVAL
Un nuevo carnaval
Volvemos a la normalidad aunque durante un año entero sigamos viviendo el carnaval por dentro
Entra la luz cuando la persiana levanta los párpados de un nuevo día. Ha llovido durante la noche y el olor a humedad fresca de la mañana se apodera de mis pulmones.
El día está dibujado, como si el mismísimo Sorolla se hubiese empeñado en regalarle su vitalismo a la inmensidad que se abre ante mis
ojos.
Me lavo la cara y busco el desayuno que despierte a mi sentido del gusto, aún aletargado y bostezando a la espera de que el café y la tostada le desarmen sus ganas de seguir hibernando.
Cojo el teléfono y mientras paladeo el aceite con jamón me sumerjo en el mundo digital de redes sociales, noticias del día y bandejas de e-mails.
El día sigue empeñado a entrar por mi ventana e invitarme a salir. Más que una invitación diría que es casi una provocación.
Me visto, enjuago la taza, guardo el tostador y bajo al portal. Siempre que entro o salgo de casa reviso el buzón aunque sé de antemano que no voy a encontrar nada porque anoche estaba vacío.
Un pie, otro pie, y en un par de pasos más las calles de Cádiz me han tomado la medida perfecta. Llego a cada esquina con los pasos precisos, no tengo que recortarlos ni dar ni un solo paso de más. Cádiz toma siempre la medida de mi paseo, sea ligero o recreado, esta ciudad tiene la inmensa capacidad de modificarse y hacerse, de cambiar y permanecer, de parecer vanguardista siendo siempre la misma.
Quedan pocos charcos, es sábado. Me doy cuenta porque al pasar junto al patio de un colegio no suena a colegio. Me imagino en casa cuando era pequeño, me encantaban las mañanas de los sábados.
Bajo por la plaza, giro a la Cruz Verde, saludo a un amigo en la puerta del Gavilán:
-Ole.
-Quillo.
-Cogerlo ahí.
-Ya se acabó lo bueno ¿no?
Continuo paseando sin rumbo. Tengo la intención de salir al Campo del Sur por Sagasta pero mis pies no obedecen y siguen de frente. Una camarera sonriente me da los buenos días mientras abre Las Banderas. Giro hacia la calle de La Palma.
El aire cada vez en más agradable y la humedad empieza a despedirse. En la calle se empiezan a montar las terrazas.
-Buenos días Paco. Esto ya se ha acabado. Otro año más. Un carnaval menos. Volvemos a la normalidad aunque durante un año entero sigamos viviendo el carnaval por dentro.
-Qué voy a decirte yo del carnaval de mí Cádiz si para mí es más que un sol y oro es porque oro vale…
-Hasta pronto Paco. ¡Viva el carnaval de Cádiz!
Ver comentarios