opinión de carnaval

Jugando a periodistas

Se saben los nombres de todos los componentes y todo lo que publican en redes, pero no saben diferenciar un pasodoble a 3x4 de uno a 4x4

El Gran Teatro Falla la voz

JOSÉ JUAN RAMOS

El carnaval ha evolucionado históricamente de una posición de infravaloración social y ocultismo a una sobrexposición a todos sus niveles con el marchamo de ser una expresión artística sensacional.

En ese desarrollo exponencial nuestra fiesta ha ganado una popularidad impensable que le renta muchos beneficios pero también le somete a muchos peligros.

El carnaval está de moda y eso atrae a muchos advenedizos sin necesidad de que lo exótico del producto y su repercusión les requiera un mínimo de formación y conocimiento.

Por desgracia, la banalización de la cultura y de la experiencia es un mal extendido en nuestra sociedad pero no por ello debemos dejar de reivindicar el camino adecuado.

Yo celebro que al albur de la explosión del carnaval acudan nuevos periodistas, comentaristas, youtubers, aficionados, streamer o tuiteros… celebro su acercamiento y la proliferación de canales, vídeos y entrevistas en sus plataformas, pero condeno de forma tajante su desinformación y el atrevimiento y arrojo con el que comentan tratando de sentar cátedra en una disciplina de la que solo conocen la punta del iceberg.

Dar lecciones y manosear el carnaval para saciar su ego, parecer simpáticos y conseguir más seguidores no me parece digno de una fiesta popular, tradicional e histórica como la nuestra.

Se saben los nombres de todos los componentes y todo lo que publican en redes, pero no saben diferenciar un pasodoble a 3x4 de uno a 4x4, y con suerte alguno ha oído hablar de Luis Ripoll, de Pedro Romero o de Antonio Bustos.

Quizás sea que para mí el carnaval es mucho más que videos en YouTube y seguidores en las redes. Es parte de mi vida. Y por eso me duele y me preocupa mucho esta expansión incontrolada en manos ajenas.

Esta fiesta es tan grande y tan bonita que no se merece que esos advenedizos se la apoderen, aunque solo sea por el respeto a todos esos que entregaron su vida por mantenerla y engrandecerla.

En nuestras manos está abrir la puerta a todos aquellos que quieran acercarse a conocer y disfrutar nuestro carnaval, pero también está en nuestras manos exigirles un mínimo de formación, de estudio, de rigor, de capacidad analítica, de humildad y de conocimiento.

Querer a esta fiesta no es utilizarla para ganar seguidores, es empaparte de ella, aprenderla y difundirla con amor y cariño.

Mi respeto y reconocimiento frente a esta tendencia intrusista a tantos y tantos compañeros referentes que llevan años cuidando la información carnavalesca, a quienes se preparan y se forman y se preocupan por aprender y ampliar conocimientos.

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