Opinión
Exposición radio y carnaval
Cerraba los ojos y podía imaginar cada detalle: el colorido del Gran Teatro Falla, el ingenio de las letras, la emoción de un pueblo entero entregado a su fiesta grande
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Hay amores que nacen en la infancia y nos acompañan toda la vida. En mi caso, el Carnaval de Cádiz y la radio fueron esos grandes amores que se entrelazaron desde que tengo memoria. Recuerdo aquellas noches en las que, pegado al transistor, me dejaba llevar por las voces de los locutores que convertían las coplas en pura magia. Cerraba los ojos y podía imaginar cada detalle: el colorido del Gran Teatro Falla, el ingenio de las letras, la emoción de un pueblo entero entregado a su fiesta grande.
Con el paso de los años, mi pasión por el Carnaval creció, al igual que mi amor por la radio. Aprendí a valorar no solo a los artistas que se suben a las tablas, sino también a aquellos que, desde las ondas, llevan cada cuplé y pasodoble a los rincones más insospechados. La radio ha sido y sigue siendo el gran altavoz del Carnaval, permitiendo que generaciones enteras vivan y sientan esta fiesta incluso a cientos de kilómetros de distancia.
Hoy, mirar atrás y verme formando parte de una exposición que celebra los 100 años de relación entre la radio y el Carnaval de Cádiz es un honor inmenso, un orgullo y una tremenda ilusión. Compartir espacio con tantas voces míticas es un sueño cumplido.
Me emociona pensar en aquel niño que escuchaba con devoción cada retransmisión y que ahora, de alguna manera, es parte de esta historia centenaria. Verme entre Enrique Treviño, Carmen Coya, Manolo Casal, Juan Manzorro o Pepe Benítez, entre otros, me provoca vergüenza y una gran sensación de vértigo, pues sigo siendo un aprendiz que idolatra a cada uno de los radiofonistas con los que comparto pared, sala e historia.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento al comisario de la exposición, el investigador y amigo Javier Osuna, cuyo trabajo y pasión han hecho posible este hermoso homenaje a la radio y al Carnaval. Su dedicación ha permitido que esta historia se valore y siga emocionando a quienes la vivimos con intensidad.
Os animo a todos, queridos lectores, a acudir a esta exposición, a dejarse envolver por la magia de la radio y su papel fundamental en la historia del Carnaval de Cádiz. Porque sin la radio, muchas coplas se habrían perdido en el viento, y el eco de nuestra fiesta no habría llegado tan lejos.
Que siga sonando, siempre, el Carnaval en las ondas.
La fundación Cajasol acoge hasta el 8 de marzo la exposición «1925-2025 CARNAVAL Y RADIO. Un siglo de sintonía en Cádiz»