Opinión

Un año más sin ti

Siguen algunos desde las tablas con sus letras, dando lecciones de cómo debe ser el mundo y la vida de los demás, pero no saben comportarse en su vida privada ni un solo segundo de forma honesta

Juan Manzorro. LA VOZ

Fernando Pérez

Cádiz

Vuelve el Concurso de coplas más peculiar del mundo. Vuelven las disputas en el escenario del Falla, la rivalidad entre autores e integrantes, entre aficionados alienados con el humor y la pluma de los autores que se postulan para el triunfo. Los nostálgicos que creen que el concurso ya no es lo que era (ahí me meto yo) y los que defienden que ya esto es el presente y es lo mejor que hay.

Siguen algunos desde las tablas con sus letras, dando lecciones de cómo debe ser el mundo y la vida de los demás, pero no saben comportarse en su vida privada ni un solo segundo de forma honesta. De los dineros de la cantera ni hablamos.

Vuelven las redes a mofarse, parodiar y sacarle punta a un certamen que se retroalimenta de su contradictorio reglamento. Los «analistas» de la plataforma de Elon Musk, con seudónimos en la mayoría de los casos, se hacen los graciosos o menosprecian a todo lo que integra el concurso con esa valentía que les caracteriza.

Llega el certamen de coplas más tolerante, democrático y ecuánime del universo. Eso sí, la crítica en el 95% en una sola dirección. Al fondo a la derecha, al PP, Juanma, a Bruno, Feijoó (el que está en la oposición), a Vox, al Rey, a su padre y al resto de sus castas, a los curas, a los capillitas. Mientras, y al fondo a la izquierda, el pueblo, Cadi, la Viña y la Caleta.

De Pedro Sánchez ya hablamos para el concurso que viene. Se mantiene el discurso 'sorocarnavalesco' para mover las conciencias, eso sí, siempre hacia el mismo sitio. Convendría recordar que la credibilidad en la crítica viaja y está en todas las direcciones.

Vuelve un Teatro Falla que comparte los meses de enero y febrero. El sol cae más tarde por la Caleta y la luz se alarga un poco más. Hay frío a veces, hay lluvia a veces, llega el catarro, siempre. ¡Cierra la puerta del palco que hay corriente!

Y tú, mientras, tan tranquilo. Desde arriba, mirándonos y pensando: «estos amigachos y paisanos andan algo revueltos» .

Juan, baja, aunque sea en pijama. Te echo de menos.

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