Jurado ca… pacitado

Pues eso mismo le pido a este COAC para empezar a abrir boca. Que cuando acabe este manantial de coplas entre enero y febrero nadie hable, ni se acuerde, de los señores que se van a encargar de poner los puntitos cada día en su palco.

Venimos de un concurso absolutamente antagónico a mis deseos arriba descritos. Para la poca chicha que tuvo el COAC de verano en las tablas (o quizá por eso) las de titulares que se llevó un grupo de personas que deben estar para otra cosa. No voy a entrar en si alguno se sentía incluso cómodo en esa situación, allá cada uno, pero lo que está claro es que si se habla tanto de un jurado es que poco había que decir de lo que estaba pasando en el escenario del Falla.

Me gusta el perfil de «Chato» como presidente. Sus declaraciones al ser elegido me parecieron coherentes y trasmitía ganas de hacer las cosas bien. La elección de su jurado me confirmó las buenas vibraciones. Gente de Carnaval y con conocimientos musicales y hasta docentes. Admiro a varios de ellos por su trayectoria y tengo fe ciega en mi amigo Carlos Mera, persona cabal, profesor titulado e innovador en la enseñanza, músico de quilates, carnavalero más que experimentado y honrado como pocos he conocido. Me contaba hace unos días la ilusión y la humildad con la que asumía este reto. Y que eso se lo ha encontrado en el resto del equipo. Así es como deben asumirse los retos, con ilusión pero con responsabilidad.

Ojalá sea la última vez que tengamos que nombrarlos. Que pasen al mas absoluto de los olvidos. Ya volverán a tener su protagonismo carnavalero cualquier otro año que se suban con su agrupación.

Buena suerte, señores. Y una última petición: Sean discretos. Eviten el chismorreo y las filtraciones. Harán daño a las agrupaciones, a la fiesta y a ustedes mismos. En la honradez también va saber guardar bajo llave su trabajo hasta el último día. Hace mucho que los pasillos del Falla saben demasiado de lo que se cuece en su palco. Cambien eso y estarán haciendo mucho y bueno por el Carnaval. Más de lo que piensan. En su mano está. Pasen al olvido desde hoy y que nadie los oiga siquiera. Ese será su aplauso más atronador.