Carnaval de cádiz 2023
Los erizos vuelan en La Viña
Reina el buen ambiente familiar desde el mediodía, pese a la ventolera, con locales y forasteros disfrutando de las coplas en La Palma y degustando los erizos repartidos por las peñas
Los gaditanos y visitantes retomaron con ganas la erizada tras dos años sin que las púas de estos bichos marinos asomaran por las calles del barrio de La Viña. El vendaval de levante no arruinó esta típica verbena gastronómica encuadrada dentro de lo que llaman 'cuaresma carnavalera'.
Desde el mediodía los asistentes se congregaron en torno a la calle de la Palma, donde estaba ubicado un escenario en el cual actuaron distintas agrupaciones de carnaval, tras el cual a las puertas de la peña El Erizo se formaba una gran cola, digna de entradas de semifinales de El Falla, de quienes esperaban degustar los erizos de mar. Las diferentes peñas carnavalescas del entorno, como El Charpa, hacían su agosto en febrero con barras donde servían comida y bebida.
A diferencia de otras ediciones se vieron pocos puestos callejeros –y los pocos que había vendían un producto de tamaño ridículo–, de extraperlo, ya que las autoridades policiales y sanitarias estrecharon el cerco en torno a estos buscavidas por motivos de salubridad.
Reinaba el buen ambiente familiar, donde predominaba la asistencia provincial, que con el tiempo se iría enturbiando con los botellones y pivotando hacia la zona el Corralón de los Carros.
Elvira y Javier, un matrimonio venido de Sevilla exclusivamente para la ocasión, apuraban sendas cañas de moscatel mientras escuchaban las coplillas de la chirigota infantil 'Los que van un paso por delante', de Manolo Santander hijo, y posteriormente la antología de Manuel Sánchez Alba 'El Noly'.
Rafa, dueño del bar La Tabernita, sito en la calle de La Palma, comentaba que había optado por no abrir durante la erizada «porque hay demasiado jaleo y preferimos descansar un día como hoy». Además de que no quería exponerse al peligro de las indigestiones de los productos marinos callejeros:
«Ha habido años en que nos han culpado de ponerse malos con nuestra comida cuando antes se han comido media docena de erizos comprados a un particular», afirmaba. «Este es un asunto delicado y me parece bien que requisen los puestos que no han pasado los controles pertinentes», remataba el hostelero.
El alcaldables del PP, Bruno García, acompañado de su fiel escudero, José Manuel Cossi, bajaba por la calle Cristo de la Misericordia, por el castizo bar Las Banderas, camino al meollo de la verbena: estamos en período preelectoral y hay que dejarse ver y sacar músculo gadita.
José Manuel, un ayamontino residente en Cádiz, preguntado por el cambio de fecha de la erizada comentaba que le parecía «muy bien» y que ahora es «como un calentamiento para el carnaval».
José María S., secretario de la Federación de Peñas de Entidades Caleteras aseguró que se repartieron «350 kilos de erizos –13 kilos por caja– durante la jornada hoy» entre las «13 horas y 17, 30 horas» en cuatro puntos de distribución, principalmente «a gente de la provincia», aunque «también algunos de fuera».
Actuaron cinco agrupaciones de carnaval, gracias a la subvención del Ayuntamiento de Cádiz. Ayuntamiento que, por cierto, en nombre de su concejala de Fiestas, Lola Cazalilla, les pidió, «por favor, que retrasaran la celebración del 11 de enero al 11 de febrero».
Un traslado que dicen desde las Peñas no haber notado en lo que a concurrencia se refiere: «La acogida ha sido aceptable; bien, vaya», comenta José María S. Respecto a los vendedores ilegales, cuenta José María S., secretario de las peñas, que a las 10 A.M. hubieron de llamar al SEPRONA para atajar los efectos de este comercio clandestino.