'Las entrañas de Cádiz': la defensa del tango desde su máxima expresión

José María Aguilera

Cádiz

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26/01/2025
Actualizado 27/01/2025 a las 00:17h.

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Estos mineros se sumergen en las entrañas de Cádiz. Disfraz de currelante de las excavaciones para representar este concepto metafórico que deslizan en la presentación: «Por Cádiz vengo a cavar las entrañas... Soy la barrena, soy la explosión, soy la palabra envuelta en las manos que martillea por febrero el corazón». Se arrancan con la pieza inicial de El balsero, la obra teatral y musical de Jesús Bienvenido, un reto para un grupo que destaca por su potencia pero empieza en piano para ir creciendo de manera brutal hasta que tiemblan los cimientos de la mina. La polifonía que abrocha el estreno ilumina la escena, en total oscuridad durante estos primeros minutos.

Esta agrupación coral reúne mucho talento en la autoría y en la interpretación. Es una selección de estrellas que suena como un bloque, un conjunto sin fisuras. A nivel de Concurso, el rival a batir. Porque a su sobresaliente calidad le suma un tango absolutamente delicioso, con más de un pellizco antes del impactante cierre, por triplicado.

Original primera letra que va repasando los domingos del gaditano, para morir en ese último Domingo de Piñata cantando junto a los suyos en la plaza del cañón. Con aires nostálgicos que confluyen al final en un presente que les hace sentir orgullosos de ser gaditanos. El tango sacude en cada verso y aprieta perfectamente, mostrando la valía de Kike Remolino en sus primeros roneos con el 2x2.

La segunda copla es una dura crítica contra los impertinentes que denostan a coros y coristas. Aprovechan que es el primer tango que suena este año en el Falla (cuarto día ya) para cargar en la segunda parte contra aquellos que se abonan a la 'modita' de que la modalidad aburre y no engancha. Toquetazo a Jona por su pasodoble en la final con 'Los sacrificaos' y hasta a la presidenta del Jurado, que se vanaglorió de que no le gusten los coros. Por mucho que duela, el gran patrimonio de Cádiz son los tangos, defienden.

Hacen reír en los cuplés, aún de preliminares pero bien lanzados, especialmente el que protagoniza el propio Eduardo Bablé.

Popurrí muy movido que escapa de tonos más sombríos propios de este grupo en otras épocas, como 'Los iluminados', y hay mucha canción con alegres sones setenteros que sirven para comprobar como el grupo modula su potencia y volumen. Las cuartetas van hilando diferentes estrofas jugando con la metáfora que les ofrece el tipo, todo repertorio, sin ningún efecto visual. Tras un falso final, acaban muy arriba desplegando toda la capacidad interpretativa de un grupo llevado a la extenuación, en una actuación de máxima exigencia. A falta de las letras, han cavado bien profundo y será complicado arrebatarles el metal más preciado.

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