OPINIÓN CARNAVAL

Soy concursero, lo reconozco

No es que no muera con la Chirigota del Airon o las Niñas de Cádiz, que también. Pero, bien sea por vocación teatral o experiencia vital, tengo asumido el Concurso del Falla como soporte de mi carnaval

Antonio vázquez

Enrique Miranda

A las puertas de una nueva cita con este hito vital, -nací el año de los Hindúes-, me ha dado por pensar cómo ha afectado la pasada pandemia al Certamen de coplas. Este de 2024 será, al fin, el verdadero COAC post pandémico. El que rescata el año preceptivo para la preparación del tipo, idea y repertorio. Atrás quedan, aparte del COVID más virulento y restrictivo, dos Concursos consecutivos con solo meses de diferencia. Una coyuntura, en definitiva, que ha favorecido a algunas agrupaciones y a otras no tanto.

Martínez Ares y el Cuarteto de Gago están, a mi criterio, en el grupo de las primeras. No sólo por los Primeros conseguidos, sino por las extraordinarias obras que presentaron sobre las tablas del Teatro en mayo de 2022 y enero de 2023. Es verdad que no son sólo estos dos grupos los triunfadores de estos dos envites, ya que han supuesto la consolidación, regreso y aparición de otros nombres. Pero esta comparsa y los repertorios de Moreno y Cossi han propiciado dos zapatazos sobre las tablas del Teatro de dimensiones considerables.

Frente a estas huellas vibrantes y enérgicas toca también reflexionar sobre asuntos menos agradables. La afición sigue privada del enorme talento de Morera y Bienvenido. De Jesús, en adultos, hasta que su grupo de cantera se haga mayor. La sensación con ellos, sin embargo, es agridulce. No concursan pero transitan con éxito su caminar artístico.

Lo de Vera Luque es diferente. Hemos vivido con extrañeza su trayectoria en esta sucesión de dos concursos atípicos. Entusiasmo en ese compás de espera a la normalidad con Los Quinquis y preocupación tras su última chirigota. El adiós de un grupo que, en una década, ha conseguido un brillantísimo palmarés. A pesar de ello y por suerte, ha dejado la puerta entreabierta.

Y solo me queda para el acto final el Libro y la Espada. A Tino Tovar le ha sentado excesivamente mal el trance. Una pérdida para el COAC de un monumental autor tras un inmerecido trato carnavalesco a quien espero que el universo carnavalesco muestre el cariño y respeto que se ha granjeado. Al fin y al cabo, soy concursero y en el Concurso quiero a los mejores.

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