CARNAVAL DE CÁDIZ

Una verdad incómoda

El Carnaval desde sus orígenes necesita estar dirigido por el principio de transgresión

Una imagen de archivo del Gran Teatro Falla en una de las sesiones de preliminares de este 2025. L.V.

Cristina Braza

Cádiz

¿En qué momento ha perdido el Carnaval de Cádiz su dirección e incluso su sentido? ¿Acaso son los autores o es el público quien anda completamente desorientado? Es triste y lamentable que Jesús Bienvenido, a su vuelta a la comparsa en la modalidad de adultos, con Las ratas, haya tenido que cantar una letra de pasodoble para recordar una verdad tan simple como que el carnaval fue conquista y grito de la clase obrera. ¿En qué momento hemos perdido de vista que el Carnaval es, en esencia, un medio para expresar crítica tanto social como política?

El Carnaval desde sus orígenes necesita estar dirigido por el principio de transgresión. Y esa transgresión nació y siempre estuvo a la izquierda del poder. ¿O acaso el Carnaval durante la dictadura no se vio fuertemente sacudido por la censura? ¿Acaso no se llegó a prohibir? ¿No fueron encarcelados y hasta asesinados muchos carnavaleros por interpretar letras prohibidas que iban dirigidas contra el régimen?

De cualquier modo, esa predisposición de ir a contracorriente que caracteriza originariamente al Carnaval no es otra forma que revelarse ante el poder, ya sea el gobierno, la banca o la iglesia, entre otros. No hay que perder de vista que la historia del Carnaval de Cádiz está llena de prohibiciones, pero también de las formas más inteligentes y creativas en cuanto a humor e ingenio se refieren para esquivar dicha censura.

Quizás el problema reside en hacer Carnaval pensando en agradar al público perdiendo así de vista su carácter subversivo. Porque el Carnaval no deja de ser la expresión más pura del arte popular y, por tanto, no es apta para la élite, o lo que es lo mismo, el Carnaval no puede ni debe ser apropiado por una ideología fascista.

Y se puede considerar un fracaso que haya autores que escriban y agraden a ese tipo de público con determinada ideología, porque estarán haciendo otra cosa, pero no Carnaval. El mismo fracaso resulta que haya personas que se acerquen al ámbito carnavalesco con la predisposición de encontrar un mensaje acorde a un pensamiento político tan alejado de las raíces de nuestra fiesta.

El día en el que lo que se cante en el Carnaval de Cádiz deje de molestar a quienes ostentan el poder y, por el contrario, en vez de incomodar sea aplaudido, habremos fracasado para siempre. ¿Ha llegado ese día? ¿O todavía no?

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios