Opinión De carnaval
Un jurado profesional
Me pregunto si realmente es tan complicado que un jurado argumente su veredicto basándose en unos criterios objetivos y racionales
Más allá de las polémicas que suelen desencadenarse cada año tras el veredicto del jurado del Falla, hay una gran excusa con la que se suele justificar todo, y que, al parecer, sirve como escudo ante cualquier situación. Y me refiero al típico argumento de «es el gusto de cinco personas». No, por supuesto que no. Encontrarnos en un certamen de música y letra en el que el sistema de evaluación consiste en plasmar una defensa de lo más subjetiva y personal para la entrega de un premio o decidir qué grupos deben o no continuar hasta determinadas fases del concurso no es válido. Ni válido, ni ético. ¿Qué distinción existe entonces entre el jurado y los aficionados?
Me pregunto si realmente es tan complicado que un jurado argumente su veredicto basándose en unos criterios objetivos y racionales, alejado de la mera opinión personal que intentan camuflar con puntuaciones que poseen hasta decimales. ¿Desde cuándo el arte se cuantifica? ¿Por qué ese sistema de calificaciones tan absurdo? ¿Acaso podríamos puntuar del 1 al 10 un poema de Antonio Machado? A lo mejor, el problema reside en que la mayoría de los miembros del jurado no están lo suficientemente cualificados para evaluar a quienes participan en el concurso. Porque si partimos de la premisa de que están perfectamente cualificados, hay cuestiones que son evidentes que deben controlar y manejar. Y me refiero, por ejemplo, al hecho de que el jurado debe tener un mínimo de responsabilidad y también de conocimiento para valorar las letras y la música de las agrupaciones.
En cualquier concurso se eligen o se clasifican a los participantes teniendo en cuenta cuestiones artísticas que pueden ser musicales o puramente literarias como la belleza formal o los recursos estilísticos empleados, la originalidad y también la actualidad del repertorio escrito.
¿Acaso no se podría plantear un sistema así en nuestro concurso? ¿Hasta cuándo vamos a seguir cayendo en los tópicos rancios y encorsetados que año tras año desacreditan la calidad de una manifestación como el Carnaval de Cádiz?
Si todo sigue en la misma línea, cada vez habrá menos innovación, menos autenticidad. La gran mayoría seguirá la corriente para poder ganar puntos de la manera más fácil, simplemente para contentar a un jurado que va a poner cierto ítem según sigas la dinámica de lo que se lleva o lo que arranque un aplauso.
Y por poner un ejemplo, vamos a remontarnos al año 2019, a la última chirigota de Juan Carlos Aragón, Er Chele Vara. Una chirigota que no llegó a la final, otra agrupación maltratada por un jurado que, en su momento, no supo valorar un repertorio ácido, irónico, actual y tremendamente crítico. Ante circunstancias así, nos encontramos con chirigotas que nada tienen que ver con esta, ni se le parecen. Porque chirigotas como Er Chele Vara no están de moda y, como es natural, tampoco son aptas para todos los públicos; porque para ganar hay que escribir y componer para gustar a la mayor parte de los aficionados.
En fin, espero que llegue el día en el que, al menos, los miembros del jurado sepan cuál es la diferencia entre letrista o poeta y revisen de la forma más ética posible cuál es el sentido de esta fiesta.
¡Feliz Carnaval a todos!