Carnaval de Cádiz
'El Corazón de Cádiz' late con fuerza
La comparsa de los hermanos Pastrana se reivindica con una propuesta contundente, con un derroche de energía sin flaquear en el exceso y manteniendo el pulso
El pasodoble de la comparsa de Los Pastrana... y la reacción de Ramoni que no tiene desperdicio
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Comparsa
El corazón de Cádiz
- Autores Rafael y Marcos Pastrana
«Pelea para que vuelva a palpitar el corazón de mi Cádiz». Este grupo canta con rabia y en su fortaleza, en el exceso, no desentona, lo que prueba no sólo calidad sino trabajo y disciplina. Va rascando poquito a poco ese muro tan difícil de derribar, el que acerca al combate verdadero. Son obreros que se encargan de apretar las tuercas, de limpiar las válvulas, de soldar los cables para que el corazón gaditano bombee con fuerza. Emocional y sentimental, aprietan y exprimen el órgano que mejor se identifica con la pasión y la vida para vertebrar un repertorio repleto de alusiones a las entrañas humanas.
Música e interpretación parecen quedar un punto por encima de la literatura, demasiado prosaica y directa. El pasodoble conserva la acertada línea del curso anterior pues, en sus ademanes, se trata de una comparsa moderna (noventera, si permiten), pero en la melodía de la copla principal busca arrimarse a la esencia de un (falso) 3x4. Introducción que repiten en ambas composiciones, en las que vuelve a reconocerse un enorme trabajo de afinación. La primera letra, de medida, va discurriendo y fluyendo junto a los matices de la música para culminar con un broche bienvenidesco. Manejan infinidad de recursos, no escatiman.
En el segundo 'round' disparan contra esa nueva generación de comparsistas (Jona, Germán, Piru y Tomate, Cornejo, Beardo, Palmira...), incluidos ellos mismos también, y es que al inicio se adivina que es la típica letra en que se critica a los demás pero 'con los comentarios de la gente'. Totalmente discordante con su opinión, claro. La gente, ese 'ente' abstracto que quiere decir todo el mundo menos yo. Pastrana sentencia: el futuro no son ya, son el presente.
Cuplés graciosos, bastante por encima de la media de la modalidad. Al Cádiz CF y a Andy y Lucas, así que, para colmo, gaditanos. Bien tirados, especialmente el segundo, con carga para el hijo de Pedrito.
En el popurrí más que desarrollar el concepto, pues la idea se podía resumir en los tres minutos de presentación, optan por enlazar historias diferentes. Si bien, la cuadrilla labora continuamente en la fábrica de la emoción. En cada cuarteta expresan una idea, tienen vida propia y guardan la afinación de principio a fin pese al derroche de energías. «Quien le hace daño a mi Cádiz no tiene corazón», denuncian, para sentenciar con la frase adaptada del añorado Carlos R. Zafón: «Sabes que los corazones no pueden romperse dos veces». El primer latido del Falla.
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