Carnaval de Cádiz

COAC, el Concurso del futuro: ¿cuáles son las prioridades de los carnavaleros?

El próximo 2 de abril se empezará a diseñar un nuevo modelo ya que el actual no es válido para los años venideros

El Balance del Carnaval 2025

Jesús Bienvenido: «Las preliminares a mí me sobran siempre»

Imagen de uno de los consejos de participación anteriores. L. V.
José María Aguilera

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Un año decisivo. Porque las grandes decisiones ya no pueden esperar más. Los principales debates sobre el actual modelo del COAC, del Concurso del Falla, no han terminado de cristalizar por falta de acuerdo. No obstante, ese tiempo con el que tanto se ha jugado, que se ha estirado y deshilachao, ya sí que apremia y obliga a actuar, pues el actual certamen no es factible. Quizás salvable con ligeros arreglos en 2026, pero inasumible en un 27 en el que la final será el 5 de febrero.

La concejala de Fiestas Beatriz Gandullo ha citado a las asociaciones para el Consejo de Participación del próximo 2 de abril. Toda una declaración de intenciones por su prontitud, ya que despeja ese argumento de la falta de tiempo. «Todo tiene una mejora y por eso hemos convocado ya», reconoce al edil. «Abordaremos el balance de esta edición y luego empezaremos con las propuestas del Carnaval 2026. El Carnaval tiene mucho trabajo, no anda solo, necesita de mucha gente y los cambios en una Administración Pública son muy lentos. Si nosotros queremos hacer cambios reales y efectivos, necesitamos empezar ya y trabajar en ellos».

Participan los diez colectivos junto a los representantes políticos, tanto de Gobierno como de oposición. LA VOZ ha realizado un sondeo entre varias de estas figuras. El gran debate, en el que no habrá consenso pero sí al menos una postura mayoritaria, girará alrededor de la duración del certamen y se aportarán argumentos para su 'recorte' en cuanto a número de sesiones. Este año se han podido configurar 34 funciones (más juveniles e infantiles) porque el Carnaval se 'colaba' en marzo, pero en 2026 la Final será el 13 de febrero. Y el 27..., el 5 de febrero. Así lo marca un calendario litúrgico que no se plantea alterar.

Los carnavaleros saben lo que no pueden hacer: replicar el actual modelo. Con una horquilla de 120-140 agrupaciones (este año han sido 132), y sesiones de seis grupos por noche, el Concurso empezaría en Navidad. Casi en el año anterior. La opción menos dramática sería 'ensanchar' el COAC, es decir, que cada jornada tuviera 7, 8 o 9 agrupaciones, como antaño. Prácticamente todos están de acuerdo en que se puede incluir alguna más aunque la noche se alargue media hora, pero con una no será suficiente. Y si son bastantes, se podría perder la agilidad y el dinamismo por los que apostó el Ayuntamiento, acaban muy tarde cada función.

Otra posibilidad es recurrir a esa famosa criba previa, la preselección de las preliminares, para reducir el número de agrupaciones, elevar el nivel e impedir la presencia televisada y con público de ciertos esperpentos. Un filtro mínimo. El propio Jesús Bienvenido lo exponía recientemente en una entrevista: «A mí me sombran siempre. Estoy en contra de que el concurso comience en las preliminares. Creo que estas deberían ser un preconcurso. Y en otro sitio, no en el Falla«, apunta. Iría en contra de ese concepto romántico del Carnaval de Cádiz de que cualquiera puede venir a cantar al Falla, sin límites.

Entre ambos apartados hay muchas opciones intermedias: que las 'punteras' pasen directamente a la segunda fase (por ejemplo, las cuartofinalistas del año anterior), dejando unas preliminares muy deslucidas. También se plantea usar el dinero como efecto disuasorio: nada más que por participar, los grupos se embolsan unos mil euros, por lo que cortando el grifo se asegura al menos que alguno se lo piense. «Que pierdan hasta la fianza si es necesario», reflexiona Antonio Rivas (Antifaces de Oro). «Fijar un número de puntos mínimo y si quedas por debajo no cobras el dinero; es como si hubieras alquilado el Falla». Encuentra el respaldo en Humberto González (comparsistas). «El Concurso es muy largo y hay que recortar. Quitar los ingresos económicos es buena opción, o que pasen los semifinalistas a cuartos de final de manera directa. O hacer una criba, porque no todo el mundo merece ir al Teatro».

A estas alturas y después de décadas buscando una solución que no convence a todo el mundo, ahora mismo es imposible saber qué ocurrirá. Pero está casi descartado recortar fases porque la mayoría está en contra.

La puntuación del Jurado

La figura del Jurado y su proceder aglutina horas de discusión. Hay acuerdo en que el presidente lo debe elegir el Ayuntamiento y que ha de ser una persona honesta, honrada y preparada. Una perogrullada. Sin embargo, empieza a cobrar fuerza la posibilidad de eliminar las puntuaciones o, en su defecto, que sea esa cabeza visible la que establezca una forma propia de valorar que no se haga pública y que acabe en la deliberación final para determinar los resultados. «Esto se ha hecho en el Concurso de la cantera y hay satisfacción. Y en caso de no haber acuerdo, de empate total, decide el voto de calidad del presidente», afirma Rivas. «Los puntos son mentira y se puede probar este sistema, funcionando con la fórmula del ensayo-error».

«Desde Comparsistas propusimos quitar las puntuaciones pero el Ayuntamiento se negó porque por transparencia asegura que debe haber puntos que justifiquen los premios«, desvela Humberto. »No creo que se cambie de manera sustancial, puntos debe haber sí o sí para poder dar ese dinero público. Tiene que haber algo a lo que agarrarse«, completa Francis Sevilla Pecci (Autores).

El telonazo

«Hay que ser valientes y tomar decisiones en dos puntos: uno es la duración del Concurso, y el otro, impedir que sea altavoz de colectivos y personas que se salgan del Carnaval«. Francis Sevilla Pecci avanza este apartado, todavía dolido por el paso de la chirigota negacionista y demandando ese 'telonazo' que encuentra respuesta positiva también en una amplia mayoría. Los carnavaleros son proclives a recuperar esta maniobra de echar el telón a las agrupaciones que »vengan a pitorrearse de nosotros«, como apunta gráficamente el chirigotero Robe Gómez.

¿Cómo hacerlo? «Cuando lo pide el respetable», apunta Antonio Rivas; «el jurado, que debe tener personalidad y valores para saber cuándo hay que hacerlo«, comenta Gómez. Un hipotético comité que esté por encima del Jurado y que sea donde se interpreten los desafíos al reglamento y este tipo de cuestiones, entiende Humberto González. »Tenemos que crear un Concurso que sea un modelo no para el año que viene, sino para las próximas generaciones. El Concurso que dejemos a nuestros hijos porque la sociedad ha cambiado«. En la actualidad, sólo se cierra telón por orden de las fuerzas de Seguridad si hay posibilidad de que se produzca un altercado.

Son las prioridades generales de unos carnavaleros, las que afectan a todos, y que por supuesto se sumarán a los habituales debates sobre el trato a la cantera, el reparto de los derechos de autor, la representatividad de los colectivos, los cabezas de serie y los cuadrantes, las entradas para organizaciones y familiares y tantos asuntos pendientes que cada año se vuelven a poner sobre la mesa. Para luego retirar.

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