Carnaval de cádiz
Una chirigota de Cádiz en la Escuela Naval de la Armada en Ferrol: entre maniobras y cupletinas
Veinte gaditanos y un gallego van a llevar el Carnaval tanto a la academia como a las calles coruñesas; «son sirve para desquitarnos de notar esta distancia y sentirnos partícipes de la fiesta de nuestra tierra»
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Saudade. Nostalgia, añoranza. La 'morriña' gallega, el sentimiento que acompañaba a los inmigrantes que partían lejos de su tierra. Es proporcional a la del gaditano que ha de escoger otros caminos lejos de su punto de partida, y que en estos días de febrero aflora como si fuera primavera. Es Carnaval y no hay nada que una más al de Cádiz que su tierra (la provincia cuenta con varios equipos de fútbol). Los une metafóricamente en pensamiento y emoción, y literalmente en una sala, un bar o cualquier espacio público/privado para escuchar coplas y hablar de ellos.
Ya sean abogados, fontaneros, albañiles, camareros o militares. Ya estén en Sevilla, Málaga, Badajoz, Castellón o Galicía. Aquí, en un piquito de tierra abrupta bien al norte, a cientos de kilómetros y varias horas de distancia de la Tacita, los alumnos gaditanos de la Escuela Naval de Especialidades de la Armada en la Graña, en Ferrol, ya preparan su chirigota. Combinan las maniobras y al aprendizaje marcial en sus horas de academia con los cuplés y el 3x4 en sus momentos de esparcimiento. No se han podido resistir. El corazón latía demasiado fuerte como para no escucharlo.
Así nace 'Los tiracañas de la Graña'. Viejos pescadores arquetípicos de la zona que en sus lanzadas buscan ganarse la vida. Y lo que se puedan ganar también después, que aquí hay doble sentido. Entre los chirigoteros se encuentra el gaditano Salvador Gavira, que desvela la ilusión de estos jóvenes de entre 20 y 30 años que durante un tiempo recortan la distancia que les separa de su hogar. «Empezamos a darle vuelta a la idea y al final vamos a sacar todo un repertorio», y es que ha surgido de manera improvisada. «Es una chirigota de estilo callejero, con muchos cuplés, su presentación con la música de Kadi City, y un pasodoble para cantar algo bonito también», reza con arte. «Humor blandito, eh, con algún golpe más fuerte pero sin pasarnos», que estamos en el Ejército (esto no lo dice él).
Son «20 gaditanos y un gallego al que ya estamos culturizando. Vamos, que ya lo dejamos solo y cuando terminan los ensayos se queda escuchando coplas antiguas de Juan Carlos Aragón y demás». Como los buenos futbolistas que se quedan practicando faltas y penaltis. Son de toda la provincia. «De Cádiz, San Fernando, Rota... hay hasta uno de Jerez que está mamando... Carnaval». Se han tenido que poner a ello porque «estamos malitos de Carnaval. Esta Navidad estuvimos cantando villancicos por la calle y gustamos, así que creo que con el Carnaval también va a pasar lo mismo».
Los valores del Ejército: disciplina, honor, sacrificio... y compañerismo
El Ejército transmite valores como la disciplina, honor, sacrificio. Y también compañerismo. «La Escuela nos está dando muchas facilidades. Han hablado para que podamos ensayar y por eso un día les cantaremos a nuestros compañeros. También en un colegio, en un bar, y por rincones ferrolanos». No es un mito, es cierto lo del orden y la abnegación, pero «los jefes no están ayudando mucho. Ven el buen rollo que hay entre nosotros. Vamos los 20 juntos en la misma dirección, en la fiesta y en el trabajo, ahí siempre respondemos». Aunque eso no les vaya librar de algún cuplecito con carga gaditana. «Hay que andarse con pies de plomo, pero algo caerá. Al fin y al cabo, esto es Carnaval», responde entre risas.
En Ferrol en particular, en Galicia en general, el Carnaval va más cortito. Pero hay. «Estuvimos tanteando presentarnos a un concurso de comparsas. El martes de Carnaval hay un escenario y se suben para cantar un repertorio de siete minutos. Pero tenía que ser en gallego. A lo mejor el año que viene, pero de momento va a ser que no», comenta con sorpresa. «No nos lo esperábamos, nos chocó porque teniendo en cuenta como es el Carnaval de Cádiz...».
Una chirigota de Cádiz en Ferrol, en plena escuela militar, no es más que una terapia «para desquitarnos de notar esta distancia y sentirnos partícipes de la fiesta de nuestra tierra». No aspiran a otra cosa que no sea pasar un buen rato, porque a poca cosa más se puede aspirar, y que los gallegos se rían. «Estoy seguro de que lo pasarán bien. Son serios, pero al no estar acostumbrados, les va a sorprender. Y les va a gustar».