COAC 2023

El Chapa: «Por desgracia, el coro es la modalidad que menos excita al público»

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El autor escucha a su coro desde el patio de butacas. MIGUEL HERNÁNDEZ
Álvaro Mogollo

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El coro libertario, como ya se ha autodenominado la agrupación de Miguel Ángel García Argüez 'Chapa', actuó en la octava sesión de preliminares del COAC con su característico análisis de los problemas sociales, este año desde el prisma del legado que dejó Al-Ándalus en nuestra tierra.

Con algún que otro puyazo al centralismo que hace que los políticos andaluces «pidan permiso en Madrid», también hubo lugar a la autocrítica corista, «los más gaditanos, los más genuinos», pero que si quieren llegar a más gente deben preguntarse por qué es la modalidad que genera menos interés entre el público. Y rúbrica andalusí para cerrar el popurrí: «Fuimos, somos y seremos Andalucía». Su autor desgrana en esta entrevista algunas de las claves de la agrupación.

¿Cuál es la intención de Al-Ándalus?

El coro lleva un mensaje claramente andalucista. Al-Ándalus y el aire arábigo andaluz es simplemente un disfraz porque no hablamos de nada histórico. Es un tiempo pasado que no nos interesa tanto. Pero sí lo usamos como metáfora, como alegoría, para hablar de la actualidad. De Andalucía, de su identidad, sus raíces, la historia o sus conflictos. Al igual que el año pasado, que íbamos de milicianos en una trinchera de la Guerra Civil pero en el fondo no hablamos de la guerra para nada, sino que lo utilizamos para hablar de temas actuales.

¿La elección de la idea tiene relación con una mayor expresión del sentimiento andalucista en los últimos tiempos, pero tal vez más de palabra que de obra?

Esa pregunta tiene un debate y análisis profundo. Pero es verdad que se está viviendo un revival, sobre todo una relectura de los símbolos identitarios andaluces y eso quizás responde a las nuevas generaciones, lo que se llama el neoandalucismo. Aunque es cierto que eso es hasta el momento una cuestión mucho más simbólica que política y social. Pero en las últimas décadas hemos visto como lo puramente simbólico, como decía Gramsci, es capaz de abrir brecha para que entre lo político y social. ¿Hasta qué punto esto es una moda pasajera o es una cosa de más calado? Yo no soy sociólogo, ni político ni entiendo de eso. Como andaluz y espectador de la actualidad sí que veo que está sucediendo eso. Puede ser que el coro esté alimentado un poco por todo eso. Si es así, es más de forma inconsciente que consciente.

Hay muchos temas sociales de los que hablar actualmente.

Claro, siempre los hay. Además es un conflicto permanente que está cargado de pasos adelante y pasos hacia atrás y de victorias y derrotas. Ha sido una pieza angular en la filosofía de este coro el tener contenido en sus letras más allá de otros temas más espectaculares que quedan muy bien y que son estupendos. Pero nosotros apostamos por una línea mucho más austera y mucho más comprometida y también clásica. En cierto modo hay una reivindicación, sin ser nosotros gente que desprecie lo moderno, pero sí sentimos cierta nostalgia por el coro clásico.

Tras la final del año pasado, ¿cuál es el objetivo? ¿Llegar hasta la última noche?

Eso, más que un objetivo, es un sueño. Este año y todos. Si te soy sincero, aunque sé que esto puede sonar a tópico y a condescendencia, el objetivo principal que tenemos es enamorar a la gente, sobre todo a la que no le gustan los coros. Por desgracia, el coro es la modalidad que menos excita al público y la que menos interesa y nosotros desde el principio hemos buscado eso. El llegar a la final es un respaldo simbólico a esa línea de trabajo. Lo que pasa es que el año pasado fue también un poco anómalo, faltaron grandes compañeros que nadie los quita de ahí porque su talento y su experiencia no tiene parangón con un coro nuevo como el nuestro. Intentamos hacerlo mejor que el año pasado y enamorar a más gente. El problema es que este año nos hemos quedado sin director y eso es una cosa que nos ha marcado mucho. La ausencia de Fran Oliveros, que es nuestro director fundacional, por motivos personales, nos ha hecho tener que seguir autogestionándonos con un jovencísimo director como Paco Moreno Brihuega, que es quien ha tomado las riendas. Este año lo más difícil ha sido hacer frente a la orfandad de Fran Oliveros.

¿Está siguiendo el concurso? ¿Qué es lo más le ha gustado hasta ahora?

Sí, intento seguirlo de cerca. Como aficionado me gusta ver todo lo que me permiten los días previos a los estrenos. En los coros se nota muchísimo el regreso de la gente que no estaba. La vuelta de Nandi y especialmente la de Julio, porque Julio y Antonio han hecho un esfuerzo que hay que agradecer por refrescar su propia línea de trabajo. Ayer cantó el coro de Los Estudiantes que es estupendo como el año pasado y van a intentar revalidar el primer premio. El coro de Luis Rivero, en su línea, que hay gente que se vuelve loca con la agrupación y su manera diferente de entender la constitución de un coro. La modalidad está de maravilla y nosotros vamos a estar ahí como buenamente podamos e intentando llamar la atención. En otras modalidades faltan pesos pesados por cantar aún. Fíjate, me da la sensación de que me han emocionado más las chirigotas que las comparsas en general, con excepciones. Martínez Ares trae una idea superinteresante como todas las que él trae, pero me pongo a escuchar y la chirigota del Bizcocho me ha gustado muchísimo y creo que la chirigota media está muy bien. Sí que es verdad que las agrupaciones de infantería, no las de caballería, están trayendo cosas muy interesantes. Y como aficionado yo recomiendo que escuchen con atención las letras y las músicas de agrupaciones con menos nombre.

¿Hay involución en la comparsa?

Sobre la polémica del pasodoble de Tino a Quiñones por sus palabras en las que hablaba de la involución de la comparsa. ¿Se ha sentido interpelado por el pregonero?

Bueno, eso lo dice Joaquín cada vez que no escribe él comparsas, no es nada nuevo. Pero vaya, tampoco tengo mucho que decir, el terraplanismo ha existido siempre. Espero que cuando yo sea mayor sea capaz de entender a los que me sucedan en el trono. De todas maneras, Quiñones tiene todo el derecho del mundo a expresar lo que crea oportuno. Y gloria para él, ojalá que le vaya muy bien el pregón.

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