Carnaval de Cádiz

El Carnaval y el temor a acabar con la gallina de los huevos de oro

Manolín Santander, Antonio Rivas, Vicente Lázaro 'Laly', Manolo Camacho y José Juan Ramos reflexionan sobre el estado actual de la fiesta y el Concurso

«La pandemia ha dejado a todos tiritando. Se han suspendido muchas galas, hay saturación de Conciertos... Quizás esto tenga que explotar algún día»

Tertulia sobre el Carnaval de Cádiz. Francis Jiménez
José María Aguilera

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El Carnaval regresa a febrero, si es que alguna vez se fue. Tras la suspensión de 2021 y el experimento primaveral de hace unos meses, el Concurso recupera la normalidad. Las agrupaciones comienzan a tejer sus repertorios, coser las ideas, enhebrar las propuestas.

LA VOZ ha organizado en la Fundación Cajasol un desayuno con cinco voces autorizadas de la fiesta grande de Cádiz: Antonio Rivas, Vicente Lázaro 'Laly', Manolín Santander, Manolo Camacho y Juan José Ramos. Un repóquer de ases que más allá de la crítica superficial aporta alternativas a los problemas de un Carnaval que ha crecido tanto que su ropaje original ha quedado hecho jirones.

El debate descansa sobre tres pilares: la calidad y duración del Concurso, el aspecto económico y el papel del jurado. Rápidamente, el vil metal irrumpe como hilo conductor, una circunstancia que se suele discutir a 'sotto voce', «porque está muy feo hablar de dinero», pero que es esencial para entender muchas de las decisiones trascendentales. «Al Ayuntamiento no le interesa un Concurso corto, y se ha demostrado con las pérdidas de este último. Con las taquillas se paga el Carnaval. Así que al Consistorio, incluso a la ciudad, le interesa que sea muy largo y con muchas sesiones», abre el fuego Rivas para responder al comentario del pequeño Santander de que «no podemos volver a esos concursos eternos que tanto nos están quemando».

«Es que el Carnaval es un sustento para Cádiz, eso es cierto», apunta Manolín. «y su duración no tiene que ver con su calidad», reflexiona Laly. «Un COAC corto beneficia sobre todo a las agrupaciones grandes. Al resto le cuesta más desarrollar su repertorio, que vayan entrando en el aficionado. Y cuanto más largo, más sesiones, más taquilla, más dinero...».

Manolín Santander.

¿Sería positivo una criba previa, fuera del Teatro, para eliminar a esas agrupaciones de tan escasa calidad que no aportan absolutamente nada? «Yo soy un enamorado de la fase clasificatoria, en la que todo es nuevo, y pienso que todas han sido malas alguna vez, necesitan mejorar. Además, Cádiz durante un mes está en el centro de atención y no estamos para cerrar puertas», destaca Manolo Camacho. «El principal problema es que faltan buenos aficionados. Hay cosas irrespetuosas y lo peor es que suelen venir de Cádiz y de las grandes, como por ejemplo este año David Carapapa. Barbacoa, chanclas... Pero yo tampoco soy de cerrar puertas», reflexiona Laly.

Manolo Santander: «¿Y si añadimos una quinta fase? Porque hay 50 grupos que vienen para nada»; «pero las peores son las de Cádiz», insiste Laly. «Algún día habrá que poner una barrera», señala Rivas. «Ahora mismo estamos en el límite sostenible. Pero si sigue aumentando la cifra y con el problema de las fechas, yo creo que debería fijar un tope de agrupaciones: 80-90-100. Estarían las conocidas, las que tengan un curriculum, y el resto por sorteo». «Pero debe estar la gente de Cádiz porque es un concurso de Cádiz y no se le puede cerrar la puerta a un gaditano», recalca el autor de 'La misión'. «El debate no debe ser concurso largo o corto, sino concurso con calidad o sin ella. Si el nivel medio es bueno seguro que no existiría la discusión. Y en ese sentido estudiar medidas que puedan contribuir a subir la calidad de los participantes no lo veo mal. Ya sea reduciendo el tiempo de actuación en preliminares (sin popurrí) o mediante un sistema en el que los grandes grupos comiencen a competir en la segunda fase del concurso».

Vicente Lázaro 'Laly'.

Camacho: «Se han olvidado las funciones de tarde». Aceptación general, reconocimiento al unísono. «Lo que he disfrutado viendo sesiones de tarde. Tenían mil cosas buenas. A las más grandes he visto yo cantar a las cuatro», recuerda Laly. «Pero ahora todas quieren cantar en 'prime time'», completa Santander. Pues solucionaría el problema de las fechas «y serviría de proceso de selección natural para aquellos a los que no les interese», culmina Rivas.

«Cádiz es la reina de la envidia»

Dinero, negocio, contratos, 'prime time', peseteros... ¿Qué pasa con este Carnaval que aplaude a rabiar esas letras críticas con los que pasean el nombre de Cádiz y su fiesta por Andalucía y España? «Cádiz es la reina del envidia. Y el que te dice pesetero, ése, está loco porque le llames para ir a un contrato», sentencia Manolín, que ha estado en la cúspide con la comparsa de Juan Carlos Aragón y especialmente el año de La eterna Banda tras el fallecimiento del coplero.

Camacho rompe una lanza a su favor: «Yo me considero un purista, muy conservador, pero el que vaya a ganar dos pesetas, que se las gane». «El problema que se le achaca a la mercantilización que ha sufrido el carnaval lo asocio a la pérdida de identidad más que al trabajo o los bolos que pueda generar una agrupación que es una cosa que me parece genial«, respalda Ramos. «Me duele más la figura del promotor que la agrupación», reflexiona Laly.

Antonio Rivas.

«El problema es que todo lo gestiona una persona, maneja a su grupo y perjudica a otros festivales, que eran deficitarios y los sufragaban los propios aficionados de cada pueblo». «Antiguamente cantaban todos, unos más y otros menos, pero se repartían un trocito del pastel», recuerda Santander. «Del 1 al 10, en las diferentes modalidades. Dos en Paterna, otros dos en Medina, dos más en El Puerto...», confirma el segunda. Ahora uno o dos y en teatros de 5.000 personas, «por lo que si antes ibas a Sevilla ocho veces, ahora vas una nada más». «Antes ganábamos todos. Este le ha hecho un siete al Carnaval que todavía no sabemos lo profundo que puede llegar a ser», lamenta Laly. «Y tienes que tragar, porque si yo no voy, irá otro».

¿Y por qué no crear una cooperativa que venda el Carnaval? ¿Un estilo 'Liga de fútbol', con diferentes cachés en función de la clasificación, trayectoria, demanda... pero que se exporte como un conjunto? «Se ha planteado y es inviable. Muchos egos».

Manolo Camacho.

«Es verdad que ahora es mucho más difícil que una actuación salga rentable. Antes era otro sistema de trabajo, no se pagaba el IVA», rememora el intérprete de 'Los conquistadores'. «Ahora para ganar 130 euros por persona con mi chirigota en Lucena tengo que pedir unos 4.500», confiesa Manolín. A ello se le unen las actuaciones individuales, los dúos y los tríos. «Yo tengo la culpa, yo creé ese monstruo», reconoce Antonio Rivas. «Como aspecto positivo, llevó el Carnaval a muchos sitios donde no llegaban las agrupaciones».

Sacar una agrupación con aspiraciones semifinalistas cuesta «mínimo 18.000 euros». «Un coro hasta 40.000, de ahí que sean claves las subvenciones». Por eso «hay que desmentir esa leyenda: del Carnaval no se vive. Ahora mismo, sólo Antonio (Martínez Ares) y Selu», apunta Laly. «Si fuera así, gente como el Yuyu seguiría sacando su chirigota», dice Rivas. «Antonio Martín, toda la vida trabajando. Lo intentaron Pedro Romero y Villegas, y nada». Santander lo tiene claro. «Lo suyo es trabajar y salir en una buena agrupación. Un año competente te puede poner la cocina nueva, pero a veces por diez euros la hora te quitas de tu casa y te arriesgas en la carretera». Y el pequeño Santander tiene su teoría. «Yo voy al Concurso porque me gusta y hago un grupo para Cádiz, y creo que muchos compañeros han vuelto a esa senda tras unos años en los que nos extraviamos. Eso hasta el viernes de la Final. Después de esas fechas, yo voy a trabajar».

José Juan Ramos.

«¿Hay chirigotas con más pelotazos que el Love y compañía? Chirigota con clase, Los juancojones, Ojú que malito estoy, Los puretas... pues hasta el último día de su vida laboral currando», sentencia Laly.

Y para el final dejan una reflexión que profundiza en un temor, la posibilidad de 'cargarse' la gallina de los huevos de oro. Laly: «La pandemia ha dejado a todos tiritando. Se han suspendido muchas galas, hay saturación de Conciertos...». Santander: «Huelva se ha quemado. Se está quemando Málaga. Quizás esto tenga que explotar algún día, aunque luego todo se reconvierte».

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