Carnaval de Cádiz

Donde habita el ingenio, donde resiste el Carnaval

Cada golpe de humor no solo provoca carcajadas, sino que también deja en el aire una reflexión incómoda pero necesaria

Cuarteto Ku Klux Klan Klan J.M.Reyna

Belén Triñanes

En el vasto universo del Carnaval de Cádiz, el cuarteto emerge como una joya singular, una modalidad que, aunque a veces eclipsada por otras más populares, brilla con luz propia gracias a su complejidad y profundidad artística. Este género exige de sus intérpretes no solo habilidades actorales y musicales, sino también una compenetración casi telepática entre sus miembros para lograr una sincronía perfecta en escena.

Miguel Ángel Moreno, autor de Ku Klux Klan Klan, ha demostrado con maestría la lo que debe ser un cuarteto y el potencial de esta modalidad. Su obra, cargada de crítica social y humor ácido, lo ha posicionado como uno de los referentes actuales del Carnaval gaditano. Con un planteamiento arriesgado, Moreno juega con la sátira al límite, utilizando el humor como un espejo que refleja las contradicciones y prejuicios de nuestra sociedad. Su cuarteto es una muestra de cómo la risa puede ser un arma afilada contra la intolerancia, desmontando discursos anclados en el pasado y revelando lo absurdo de ciertas ideologías. Cada golpe de humor no solo provoca carcajadas, sino que también deja en el aire una reflexión incómoda pero necesaria, demostrando que el Carnaval es, ante todo, una trinchera desde la que se combate con ingenio y verdad.

Pero un cuarteto no es solo su letra ni su historia, sino quienes lo defienden en el escenario. José Manuel Figueroa, Chicho González, Ángel Gago y Emilio Tello han demostrado que el cuarteto es arte en su estado más puro. Gago domina el tempo cómico con maestría; Chicho, impredecible, tiene esa chispa capaz de convertir cualquier situación en un golpe de humor; Figue maneja lo gestual con la precisión de un relojero de la risa; y Tello ha vuelto con la solvencia de quien nunca se ha marchado, encajando a la perfección en un engranaje que funciona con exactitud.

La dificultad intrínseca del cuarteto obliga a que cada gesto, cada nota y cada palabra sean precisos y estén cargados de intención. El cuarteto ofrece una ventana única para la crítica mordaz y la reflexión profunda, envueltas en un manto de humor que facilita la digestión de realidades a veces incómodas. En tiempos donde la superficialidad amenaza con inundar los espacios culturales, el cuarteto se erige como un baluarte de esperanza, recordándonos que el arte comprometido y valiente sigue vivo en las tablas del Falla.

El pase de cuartos de final del Ku Klux Klan Klan fue una exhibición de talento en su máxima expresión, un derroche de ingenio que arrancó carcajadas y evidenció la maestría de sus intérpretes. Ahora, con las siguientes fases en el horizonte, la expectación es máxima. Lo que es seguro es que en cada actuación seguirán derrochando ingenio a raudales.

Es imperativo que valoremos y apoyemos esta modalidad, reconociendo el talento de estos cuarteteros que nos invitan a reflexionar, reír y, sobre todo, a no olvidar el poder transformador del Carnaval de Cádiz.

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