COAC 2025
'Apartamentos turísticos Juani Wainjaus': la tragicomedia de una gaditana que siempre va de cara
El método Seluslavsky nos deja un personaje de su factoría, con mucho recorrido, perfectamente reconocible y muy bien interpretado. Rebosante de detalles, construido con la precisión de un orfebre en cada gesto, cada nota, cada palabra
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Chirigota
Apartamentos turísticos Juani Wainjaus
- Autor Selu García Cossío
Tremendo personaje. La Juani. Qué bien plasmado. Una gaditana 'entraíta' en años, de malas hechuras, que para 'sobrevivir' alquila su casa como apartamento turístico en un barrio céntrico. Va siempre de 'cara', de mármol. Meritorio como meten la presentación con las melodías de Amy Winehouse.
Tragicómica esta gachí, pura esencia trampuchera, la quintaesencia del buscavidas. «Me tenéis que pagar en metálico que tengo el datáfono estropeado». Presentación que mejorará porque, cierta es su dificultad, gran parte recitada, pero está todavía cogida con pinzas. Y para mantener la magia escénica deben ir al unísono, sin pisarse ni adelantarse.
El método Seluslavsky nos deja un personaje de su factoría, con mucho recorrido, perfectamente reconocible y muy bien interpretado. Rebosante de detalles, construido con la precisión de un orfebre en cada gesto, cada nota, cada palabra. Sólo lo puede hacer este autor porque además es único en su estilo, el propio.
El repertorio es una conversación, mejor dicho un monólogo, donde van intercalando sus interminables muletillas. El primero de presentación, explicando sus quehaceres como anfitriona. Su hartazgo porque hay que ver «lo que tiene que aguantar la dueña de un piso ilegal. La segunda letra se la dedican a su acompañante en la vida, su perro Rayo (inevitable no acordarse de 'Lo que diga mi mujer'). El can, amaestrado en la aduana, es vago y rastrero, pero siempre habrá políticos que lo sean aún más. Fina ironía, de la que más duele.
Mejor el segundo cuplé, a las andanzas del Rey Emérito con una reconocida vedette, que es la antesala de un popurrí original, gracioso, divertido y muy reconocible. La crítica dirá que se parece en exceso a las marujas o a las pepis o a las bingueras. Casi ná, Seluí. «Un momentito que estoy llorando». Selu es único porque todo el repertorio posee un sentido, va en una dirección, no usa más artes ni artificios que la palabra para elaborar un humor inteligente en el que se puede rascar un trasfondo crítico, irónico y sarcástico. Hay que exigirle más, sí. Más que al resto, no. Aunque para el premio gordo ha de mejorar en la interpretación de la presentación y enlazar dos buenos cuplés, pero...
¿Pedazo de chirigota? Sí.
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