Carnaval de Cádiz
Antonio Serrano, 'el Canijo': «Después del ictus, he aprendido que sin el Carnaval mi vida no me merece tanto la pena»
El genial autor sevillano regresa cinco años después con su chirigota de siempre, con su humor, alegría y más ilusión si cabe, aunque totalmente cambiado; y es que hasta se ha venido a vivir a Cádiz
Antonio Serrano 'El Canijo': «Los tíos buenos ahora estamos en la chirigota»
El Canijo de Carmona, ingresado en el hospital tras sufrir un ictus
El Canijo de Carmona, que ni era canijo ni era de Carmona, ha hecho mil veces reír y una llorar. Justo en los primeros días de pandemia, cuando la congoja apretaba el pecho y anudaba la garganta, al chirigotero se le subía a la cabeza. El p... ictus. Nunca es buen momento pero este era el peor. Días, semanas, meses muy duros. Fundido en negro y a aprender de nuevo tras esquivar el afilado acero de la guadaña. En esa época y en las posteriores, Antonio Pedro Serrano, en su medio estado de letargo y todavía más p'allá que p'aca, se pudo dar cuenta del tremendo amor que le profesa Cádiz, sus hijos y los carnavaleros, pues la sensación a kilómetros era de que le había tocado a alguien de la familia.
'Inv-ictus' le apodaron con guasa. Una vez restablecida la conciencia (muy lejos aún una movilidad suficiente), el sevillano se tomaba la recuperación como un proyecto laboral. Dieta, gimnasio, vida sana, fuera estrés... y en el epílogo, como la tesis final, regresar al Gran Teatro Falla con su chirigota. La de sus niños. Cinco años después, este sábado cumple con su objetivo vital. Y ya si encima gustan 'Los muchachos del congelao'...
-Un año más de Carnaval, pero en esta ocasión, un año diferente.
Pues sí, un año totalmente diferente en el capítulo personal. No tiene nada que ver después de haber sufrido un ictus y después del divorcio, incluso de haberme venido a Cádiz a vivir, pues mi situación personal es absolutamente diferente.
Estoy finalizando el plan que me marqué cuando me dio el ictus. Me dije que lo primero era tomarme la salud muy en serio, y empecé a perder kilos y hasta me apunté al gimnasio. Volver al trabajo.. y uno de los pasos de mi plan era volver al Carnaval. Así que estoy terminando mi proyecto.
-¿Y cómo ha sido esta experiencia de los últimos meses? ¿Ha costado mucho reincorporarse con la chirigota o ha sido más fácil después del descanso?
-Pues ha sido mejor porque tengo más ánimos que nunca. El tema de vivir en Cádiz me ayuda muchísimo. Muy diferente a cuando estaba en Sevilla, y tenía que volver tras los ensayos. Ahora estoy a cinco minutos de mi casa y la verdad que es mucho más sencillo para todo. Me he quitado tanto estrés, que fue uno de los culpables de que me diera el ictus. Y vivo en el centro, que es donde me gusta. Estoy en la pomada, de Cádiz se escribe mejor en Cádiz.
Aquí te mojas como una magdalena en el colacao. Salgo por el mercado, en el bar de Cádiz escuchas las conversaciones y todo es un nuevo aprendizaje para mí acerca de esta ciudad, de esta tierra. He aprendido muchísimas palabras nuevas y he recuperado muchísimo material de Cádiz. No es lo mismo ver algo a que te lo cuenten, y ha sido un paso para hacer un repertorio muy gaditano.
-¿Nos encontraremos entonces con su chirigota más gaditana?
-Sí, sin duda. Aunque el tipo no lo sea, las coplas hablan mucho de Cádiz. Creo que es lo que le falta al Carnaval, hablar de Cádiz. No metacarnaval, sino hablar de la ciudad porque el Carnaval debe estar siempre al servicio de esta tierra. Denunciar su estado de abandona, contar historias que pasan aquí.
-Ha podido reunir a parte de su antiguo grupo...
-Los que se han quedado son los más fieles o los que han querido quedarse, porque todos tenían las puertas abiertas. Entre ellos Rubén Navarro, que es como es mi amor. Sin él no me atrevería a hacer una chirigota. Si él duda en cualquier cosa que yo le presento, le doy vueltas. Tiene que bregar conmigo y yo con él, que los dos somos muy pesados.
-Presenta una gran novedad, y es que la música del pasodoble es de Raúl Cabrera, el compositor de la comparsa de Argüez, con una amplia experiencia en la comparsa pero sin haber dado el salto el ruedo de los grandes en la chirigota.
-Me encanta. Una música muy pegada al tipo, como yo quería, y la tengo desde mayo, que eso te hace divertirte mucho más en la creación. Hablé con José Mari 'El lacio', pero él tiene su propia chirigota y Raúl me comentó que tenía muchas ganas. Es un profesional, sabe lo que quiero antes de que se lo diga.
Y el cuplé es de Sergio Guillén 'Tomate'. Suena a Fletilla, a los de la madre pelusa, a los concertistas... era lo que yo quería. Aunque las modas ahora vayan por otro lado, buscaba algo muy clásico.
-¿Por qué este año sí? ¿Por qué vuelve en 2025 y no antes o después?
-Cuando he visto que estaba preparado. La ilusión es mayor que nunca por terminar el plan. Mi proyecto era volver a estar en el Carnaval y para mí es el triunfo.
Luego, claro, a nosotros nos gusta ir a lo máximo, pero quiero sobre todo que la chirigota sea reconocida en el estilo y que sea buena. Es lo que más me importa, porque luego el jurado es otra cosa. Puede ser más moderno, más clásico, y tiene su propia opinión, y debemos ir al margen de eso. Hay que saber ganar y saber perder, tenemos que dar ejemplo también a los niños.
-Ya no sólo es el Carnaval. Es usted el ejemplo de que la vida no se acabe después de un ictus. Que sigue, que se pueden hacer muchas cosas.
-La superación de un ictus depende mucho de la fuerza y de la voluntad en la recuperación. Yo no podía al principio mover la parte izquierda, no podía hablar por la izquierda, y entré en el gimnasio por primera vez, algo para mí inimaginable. Se puede luchar y lo que no hay que hacer nunca es rendirse, porque a veces tú mismo te sorprendes. Con la ayuda de la familia, de mis hijas, de mis amigos de verdad, he podido hacer esto.
-¿Y qué ha aprendido después de esa situación tan desagradable, y tan dura?
-Pues he aprendido que esto es mi vida. Que sin el Carnaval mi vida no merece tanto la pena. Si te quitan las cosas que te gustan, como el Carnaval comer bien, una buena conversación... Yo puedo ser feliz, pero me faltaba algo muy importante. Escribir carnaval para mí es una catarsis como al que le gusta hacer deporte.
-Este año regresan Yuyu, la chirigota de Puerto Real, Remolino, su grupo... ¿un buen momento para revitalizar la modalidad?
-La chirigota es lo más bonito, porque hacer reír a la gente es lo mejor que puedes hacer. Cantarle a un metro de distancia en la calle y que se diviertan, no tiene precio. Es mi droga.
-Lamentan los carnavaleros que cada vez es más difícil hacer humor, que en cuanto ocurre algo ya hay diez mil chistes en las redes sociales sobre el tema.
-Es cierto, por eso tenemos que pensar que lo más inteligente es pegarnos al tipo, porque eso no te lo va a pisar nadie. Es lo más original.
-No se puede adelantar nada de 'Los muchachos del congelao'.
-Mejor no desvelar nada, esto es como la magia de los Reyes Magos, cuando se abre ese regalo. Puedo decir que el mensaje de la chirigota es muy necesario en estos tiempos. Y que en el fondo, como suele ser habitual en todos mis tipos, el personaje soy yo.