CARNAVAL 2025

Make cuplés great again

Y como el pepino era de Logroño, taratatarachín tataratachín tatarachero

Álvaro Mogollo

«Que se me dan regular», decía sobre los cuplés el año pasado en 'La oveja negra' uno de los mejores autores de la historia del Carnaval de Cádiz, Antonio Martínez Ares. Se deduce, y se sabe a ciencia cierta, que construir estas piezas del repertorio no es nada sencillo si se tiene en cuenta que la carcajada se vende cara. Como mi vecina la Carmeluchi es ecologista, tiene la manía continuamente de reciclar.

Si a eso le sumamos que en modalidades como el coro o la comparsa no son la parte más relevante en cuanto a puntuación, ni la gente espera gran cosa antes de los estribillos, pues se entra en un círculo vicioso que va depauperando la calidad, pese a que hay auténticos 'tierra trágame' en el Falla. Y to lo que sobra, aunque esté muy viejo, lo va guardando y siempre, antes de tirarlo, le busca otro utilidad.

Ahora bien, ¿hasta qué punto debe la fiesta permitirse el lujo de tirar a la basura dos oportunidades de dar carga, un 'toquesito' de maldad o una letrilla al límite del fuera de juego en lo verderón? No tiene la esencia pura del tango, ni provoca la pasión del pasodoble, pero el cuplé condensa como ninguna otra composición el age de Cádiz. Y si no te salen bien, no pasa nada si te buscas a alguien que los escriba mejor. Así lo han hecho comparsistas cediéndole ese espacio a gente como el Libi o el Yuyu. Cuando se maquilla, ya lo ha hecho alguna vez, con cuidado se pone una mascarilla de rodajas de pepino pa la piel.

Motivo por el que se agradece el esfuerzo por reverdecer el cuplé de autores como Vera Luque, con la moda reinventada ya incontables veces de las cupletinas en ristra, la chirigota de los Villegas que cortó queso como para 15 bodas o la del Molina y el Melli con sus bastinazos, por citar algunos ejemplos recientes. Pero como le sobra medio pepino.

No es sólo que fuera de Cádiz se relacione nuestro carnaval con la risa, eso tiene que dar igual. El que viene, si quiere venir sin ser llamado, lo hace porque le llama la atención lo que aquí se canta. Es que está en la raíz de lo que es la fiesta en sí cuando se desnuda de todo lo superfluo. Por eso en la calle, que golea de forma indiscutible al Falla en estas lides, reina el cuplé. Y si es de saque y bolea, cortito, mejor. Que así escuchamos más. Lo aprovecha Carmeluchi para un asunto muy poco fino.

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