La jartible infiltrada: El mejor carnaval del mundo

Damos la bienvenida al mes de marzo bajando el telón del Gran Teatro Falla, poniendo fin así, a un mes de febrero intenso y apasionante, con un COAC 2025 que pasará a la historia por sus 34 noches de coplas, risas, talento y emociones, en un concurso que, como siempre, ha dado mucho de qué hablar y que ha dejado momentos para el recuerdo. Este año el nombre propio ha sido el de Alex «peluca» y el fenómeno «Los Calaíta», que devolvieron la vida al humorista Eugenio y con los que este autor novel ha cautivado tanto al público como al jurado oficial consiguiendo que, por primera vez en la historia de nuestro concurso, «un catalán» haya ganado el primer premio en chirigotas.

Y hablando de chirigotas, el sábado, dio pistoletazo de salida el carnaval de la calle con el pregón del artista y chirigotero roteño Antoñito Molina, que desde una Plaza de San Antonio abarrotada y convertida en una estación de tren, hizo un recorrido por todas las modalidades de nuestra fiesta, con un pregón cargado de emoción, música y, sobre todo, mucho amor por Cádiz y su fiesta, donde un público entregado, llegado de muchas partes de España, coreó sus canciones y celebró cada una de sus palabras y las de sus invitados, entre los que se encontraban grandes de nuestra fiesta, como Jesús Bienvenido, el Coro de Pedrosa, el Cuarteto del Gago, el grupo de Los Pabellones, una representación de la cantera, la comparsa de las niñas de Rota y por supuesto su chirigota de Rota, además de otros grandes protagonistas, como David Palomar, Riki Rivera o Manu Sánchez, consiguiendo que quedara un pregón redondo y muy de aquí, con el propio Sheriff, haciendo traspaso de poderes como pregonero saliente, al compás de un pasodoble homenaje que interpretó junto a sus «Sherijuegos» y como colofón, la actuación sorpresa de Pastora Soler, que nos deleitó cantando un mítico pasodoble de Juan Carlos Aragón. Aunque en su día, la elección de Antoñito como pregonero fue algo controvertida, ya que muchos pensaban, sin faltarles razón, que aún hay muchos nombres a los que la fiesta les debe tal honor, creo que Antoñito conquistó a los que dudaban, ya que su amor por nuestra fiesta y por Cádiz, es innegable.

Y así se abrió paso un nuevo sábado de carnaval, ese que hace años fue arrebatado al gaditano, donde los foráneos, ahora rebautizados «inhumanos», con sus disfraces cuestionables y el botellón, siguen siendo los tristes protagonistas con los que iniciamos nuestra semana grande.

Luego llega el primer domingo, el domingo de coros, donde intentamos reconciliarnos con la situación, llenando la plaza de bateas y tangos, de brindis con moscatel y papelones de pescaíto frito compartidos. Cada rincón del centro es un hervidero de arte, ironía, frescura, canalleo y libertad, con romanceros y agrupaciones callejeras regalando coplas, que se pueden degustar en cualquier rincón. No se lo pierdan. El mejor carnaval del mundo.