La Platea

Vizcaíno elige quién es cadista o no... sin rubor

'Hágase un favor y...'

Vizcaíno, en el centro.
Mauricio García

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Nunca he pitado a los jugadores de mi equipo, pero no me pareció mal la pitada que se llevó Fali al salir al campo el último domingo. Era una manera de la gente de expresarle que estaba enfadada con su actitud tras dirigirse a la grada de forma despectiva. A su afición. Creo que no está de más que supiera de primera mano que la gente que lo ha idolatrado estaba disgustada. Sin olvidar una vez más que venimos de una temporada ridícula en Primera y de momento, mala en lo que va de esta.

Tampoco soy de los que grita 'Vizcaíno dimisión', porque es el dueño de la empresa y no se la puedo comprar, por tanto entiendo que no se va a ir por mucho que se lo pidan. Pero ojo, tampoco me gusta que quien lleva aquí desde antes de ayer, porque tras salir de su club pudo comprar este, reparta carnés de cadista distinguiendo, cual autócrata, entre buenos los que están con él y malos los que no.

Como dueño de la empresa que pone unos abonos para poder entrar a ver el espectáculo que ofrecen los suyos su relación con el público termina ahí. El abonado paga lo estipulado por el empresario y a partir de ahí, cada uno gestiona sus sentimientos, alegrías y frustraciones como mejor pueda, siempre dentro de unos límites de civismo y orden.

Pitar, señor presidente, no altera ese límite de civismo y orden, le guste o no. Usted se juega la pasta y que la empresa vaya bien le beneficia, pero no de lecciones de cadismo a quien, como diría Luis Aragonés, tiene 'el culo pelao' de ponerlo en la grada del estadio desde hace muchos años. Décadas. Gente que ya era abonado cuando jugaba Mágico, ese del que tanto tira y lo saca cual comodín cuando le conviene. El domingo fueron miles de personas las que pitaron y seguro que de esas miles muchos son de esa milonga que se ha inventado de 'guardianes del Carranza'. ¿Sobran como usted dice o no?

Supongo que pensará que no sobran y que su lenguaje grandilocuente de titulares absurdos, como aquel de que no había nada que celebrar, ya ve que sí lo había, le volvió a jugar una mala pasada. Hágase un favor y tras un verano regularcito con más burofaxes a cadistas que a representantes de jugadores, un comienzo de temporada tirando a calamitoso y un vestuario que parece no ser la alegría de la huerta, arregle otras cosas antes de repartir carnés de buenos o malos cadistas. Y por supuesto, no diga que sobra a quien usted le ha vendido un carné de abonado en una pura transacción económica, que es todo lo más que le puede pedir al aficionado.

Quiere un buen ambiente en el estadio. Usted es hombre de fútbol y sabe que eso viene solo cuando se dan los resultados. Tras una temporada nefasta y un tercio de esta instalado en los puestos de abajo, que la alegría y felicidad vuelva depende de su acierto y, desde luego, es más acertado hablar de fichajes, refuerzos o previsión que hablar de la afición cada dos por tres.

La autocrítica empieza por levantar la mano, como cuando un jugador reconoce que ha hecho una falta grosera, y decir que es verdad, que la cosa no va bien y que se va a intentar dar la vuelta a esto. Porque cada vez que concede una entrevista se 'Laportiza' un poco más y parece que estamos a un tris de escucharle aquello que dijo el culé en su anterior etapa de '¡al loro, que no estamos tan mal!'.

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