el alfiler
Tarde pero bien
Vizcaíno, a priori, ha vuelto a acertar en la designación de un entrenador que transmite serenidad, educación y firmeza
Manuel Vizcaíno acompañó en todo momento a su nuevo entrenador durante su presentación.
Tarde pero bien. Al menos, a priori. Cuando todo parecía irse al guano, Manuel Vizcaíno resolvió el asunto del entrenador y lo resolvió francamente bien. Eso sí, en su debe estará haber dejado navegar a la deriva a una nave sin rumbo desde el pasado mes de noviembre pero la tabla de salvación que suponía tener a otros tres barcos en peores circunstancias motivó que la decisión se dilatase en el tiempo.
Las tres últimas derrotas consecutivas y la entrada por derecho propio en los puestos de descenso forzaron al presidente a ponerse a trabajar en algo que debía estar ya trabajado. Fueron los días que pasaron del desastre en Granada a la ejecución pública de Sergio en Vitoria los que peor se recuerdan al mandatario sevillano en cuanto a gestión técnica se refiere desde que es máximo dirigente de la entidad amarilla.
Que el Cádiz CF no tuviera controlado un sustituto para cuando despidiera a un entrenador con fecha de caducidad ha sido un error que podrá costar muy caro al final de temporada por el considerable tiempo perdido. Sin embargo, la situación no es tan grave si se ve la clasificación; eso sí, si se echa un vistazo al vestuario la cosa da para echarse a temblar.
Durante estas dos semanas han bailado muchos nombres hasta detenerse en uno que podría haber incendiado al cadismo por su inexperiencia. Que Guille Abascal haya podido coger el equipo era una apuesta kamikaze de un presidente al que el Spartak de Moscú le echó un cable pidiéndole dos kilos por un joven técnico sin experiencia alguna.
Pasada esa página, y tras las calabazas de Diego Martínez, Rubi o Berizzo, Vizcaíno cerca estuvo de Machín, pero se encontró en Chipre con parecidos obstáculos que en Rusia. Venían las prisas y a toda velocidad el dirigente cadista sabía dejarse aconsejar por Juanjo Lorenzo, que se acordó de Mauricio Pellegrino, con el que coincidió cuando fue responsable de scouting en el Leganés.
A simple vista, Pellegrino es un acierto; un entrenador contrastado como corrobora su paso por LaLiga, donde dejó gratos recuerdos tanto en Leganés como en Vitoria. El entrenador argentino tiene un discurso cercano, alto de miras y elevado en su exposición. Este espigado exdefensa central rezuma humanidad, no reñida con la firmeza que ha de tener para enfrentarse a un vestuario que necesita más de un empujón. Especialmente, ese grupito de futbolistas sudamericanos que parecen dormidos y que deberían ser pieza esencial en el despertar de este Cádiz moribundo. Y qué mejor que uno de los suyos para reanimar a la panda del mate.
Mauricio Pellegrino ha saludado uno por uno a todos los presentes tras su presentación como entrenador celebrada en una sala de prensa de Carranza en la que se respiraba algo muy cercano a la inestabilidad. Y sí, su mensaje, su calidez en el discurso y su talla moral puede que sea la mejor receta para un equipo hambriento de fe y seco de confianza. Efectivamente, llega tarde, pero ya saben, aquello de si la dicha es buena...
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