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La pizarra del Sporting de Gijón 2-0 Cádiz

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Un partido de empate absoluto se convierte en una nueva derrota cadista, merced a los fallos de siempre y a una inoperancia en ataque que clama al cielo

La crónica del Sporting 2-0 Cádiz

Roger en el partido ante el Sporting l.v.
Rubén López

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Ni un solo tiro a puerta

El partido del Cádiz CF en El Molinón se resume rápidamente: ni un solo tiro entre los tres palos del equipo de Paco López. Fin del análisis. Ya podrá decir el entrenador cadista obra y milagro, pero la conclusión más definitoria de lo que se vio del conjunto gaditano en tierras asturianas fue esa, que ni una sola vez comprobó si Rubén Yáñez era bueno, regular o malo. Una auténtica vergüenza, una más.

Y no es que el choque del Sporting fuera para tirar cohetes. De hecho, el equipo de Albés tampoco fue mucho más allá en los disparos. El de Chris Ramos en propia puerta, una ocasión previa muy clara y el penalti. Balance ofensivo del cuadro gijonés. Por eso, duele aún más que un partido de empate tan claro acabe con una victoria tan clara, en el marcador, para un equipo. Una más en la travesía en el desierto cadista que no para de acumular decepciones en forma de derrotas sin que esto parezca que tiene fin.

Paco López entendió que su mejor hombre tenía que estar 60 y tantos minutos sentado en el banquillo. No hizo cambios hasta ese momento, a pesar del marcador. Y con todo y con esas, un equipo con Carlos Fernández, Ocampo, Chris, Alejo, Ontiveros cuando entró, Alcaraz y Kouamé no fueron capaces de tirar una sola vez a puerta. Este Cádiz huele tan mal como siempre, lo de Oviedo fue un espejismo, y lo peor de todo es que siguen pasando las jornadas y nada cambia. ¿Hasta cuando hay que aguantar esto?

1. Un once sin Ontiveros

Se podría decir que Paco puso su once de gala en El Molinón, con la excepción de Ontiveros que decidió dejarlo en el banquillo. Una explicación interesante si esa presión le hubiera dado algo positivo al Cádiz pero el caso es que más allá de un par de robos que acabaron mal finalizados la presión cadista no valió absolutamente para nada.

El problema del equipo es que trata de generar pero en la última parte del campo es un horror. Unas veces Ocampo hace la guerra por su cuenta, otras Carlos Fernández se lía, Chris aparece y desaparece, y en el caso de Alejo se fue del partido sin amarillas, por fin, y sin un solo centro bueno al área.

El cuadro gaditano no empezó mal merced a esa presión alta que de vez en cuando le hacía robar pero sin poner en aprietos al portero. El choque estaba igualado hasta que el Sporting no marcó de milagro en un fallo colectivo en defensa, el de siempre de los amarillos, y llegó el desgraciado gol de Chris Ramos en propia puerta. El único entre los tres palos de todo el partido, a excepción del penalti.

2. Cambios tarde

Con el marcador en contra al Cádiz le pasaba lo de siempre, se descomponía. No daba una a derechas y el Sporting tampoco apretaba. Tras el tiempo de descanso Paco no cambiana nada y dejaba a los mismos once, como si el partido estuviera controlado.

Lo cierto es que el Cádiz tenía el balón pero los fallos cuando se llegaba a línea de tres cuartos eran constantes. Solo Kouamé y Carlos Fernández ponían algo de luz al equipo. El primero tiraba con el balón hacía delante, mientras que el segundo se movía bien detrás de un desaparecido Chris Ramos.

Los minutos pasaban sin atisbos de cambios, ni por parte del entrenador, ni en el guión de un partido que seguía siendo de empate, a pesar del tanto local.

3 Toda la carne en el asador para nada

Al fin Paco movía el árbol pero con lentitud. Primero metiendo a Ontiveros por Iza, dejando a Alejo más retrasado. Luego entraba más tarde Roger por Chris Ramos, para tratar de dar mayor movilidad al ataque. Por entonces, el Cádiz tenía el balón pero un dominio infructuoso que no iba a ningún sitio. No generaba peligro, mientras el Sporting se dedicaba a dejar pasar el tiempo y defender con comodidad.

Más madera. Paco metía a Escalante y De la Rosa por Matos y Ocampo, dejándose un cambio sin hacer. El equipo terminaba con una línea de tres atrás, tres centrocampistas por delante con Alcaraz, Kouamé y Escalante, con De la Rosa y Ontiveros en las bandas, con Roger y Carlos Fernández en ataque. Toda la carne en el asador para acabar el partido sin una sola ocasión clara de gol, ni siquiera un 'uy'. Nada, una estadística tremenda para redondear un partido que acabó con un penalti de las manos de ahora y poco más. El Cádiz se sigue hundiendo con la excusa de que queda tiempo. Veremos hasta cuando el tiempo sigue siendo una excusa.

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