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La pizarra del Las Palmas 1-1 Cádiz

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Un inicio desastroso marca un partido en el que el cuadro de Sergio rema a contracorriente para al menos empatar y quedarse cerca de poder ganar

Momento del Las Palmas - Cádiz l.v.
Rubén López

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El gusto de remar a contacorriente

«Comenzamos el partido sin entender la situación en la que estábamos». La frase es de Sergio González tras el encuentro disputado en el estadio de Gran Canaria. Y no le falta razón. Es inadmisible que el cuadro cadista se plantara ante Las Palmas con una caraja monumental, sin intensidad y sin ser capaz de mandar un balón a Lanzarote cuando estaba agobiado en defensa.

El cuadro local parecía la mejor versión del Barcelona de Guardiola. Tocaba y tocaba sin parar ante un Cádiz que parecía un auténtico pelele que buscaba sombras. Y en la primera que tuvo el equipo de García Pimienta marcaba un gol que lastraría mucho las opciones gaditanas de sumar tres puntos. Tanto es así que el equipo de Sergio estuvo remando a contracorriente para al menos salvar un punto en el minuto 83.

Cierto es que ahí la inercia parecía ganadora para el Cádiz y que la sensación es que la victoría podía llegar, pero le cuesta tanto en ataque a este equipo que al final el punto lo tiene que dar hasta por bueno. Al cuadro gaditano con muy poco le hacen daño, mientras que tiene que hacer mucho para hacer daño al rival. Urge volver, por tanto, a la seguridad defensiva atrás.

1. Guardia pretoriana en Las Palmas

Chust, Lucas Pires y Sobrino eran las tres novedades en el once de Sergio que entendía que necesitaba ser un equipo más seguro para sacar algo positivo ante un rival que tocaba mucho el balón. La novedad más importante era la suplencia de un Javi Hernández titularísimo toda la temporada y que veía como Pires le arrebataba el puesto con merecimiento.

Y Las Palmas salía a todo tren ante un Cádiz que se olvidaba que estaba en descenso antes de comenzar el partido. Los amarillos, de verde en Las Palmas, perseguían sombras y jugadores amarillos en los primeros veinte minutos. Tocaba y tocaba el equipo de García Pimienta sin que el cuadro gaditano fuera capaz de robar un balón.

Los de Sergio se limitaban de vez en cuando a tocar la pelota pero la presión tras pérdida de Las Palmas era feroz. Un auténtico baile canario ante la pasividad cadista en la que un mal despeje de Chust hacía que el barbateño Pejiño pusiera el primero en el marcador. Sin enterarse, el Cádiz ya estaba perdiendo el partido. Con dominar el partido ya Las Palmas ganaba ante una pasividad cadista alarmante.

2. Un gol para despertar

Pasada la caraja y tras recibir el gol, entendía el Cádiz que tenía que despertar como fuera. El dominio de Las Palmas se iba disipando en cuanto Álex y Alcaraz comenzaban a tener el mando del partido. Llegadas al área rival, el gol anulado a Alejo y el Cádiz que se enteraba de que tenía que competir ante un cuadro local que tampoco era para tanto. La toca bien, sí, pero con buenos argumentos se le puede hacer daño y Sergio mandaba a sus jugadores a buscar las espaldas de la defensa canaria.

Balones en largo para Roger y Chris Ramos que en más de una ocasión caían en fuera de juego o casi se plantaban solos ante el meta Álvaro Valles. Maxi entraba por el lesionado Roger y el cuadro cadista perdía velocidad pero no la misma tónica de un partido que se igualaba mucho más.

3. Merece el empate

La segunda parte fue la de un Cádiz que segía creciendo ante un rival que se conformaba con el gol que le daba la victoria. Cierto es que García Pimienta veía que el Cádiz estaba mejor pero no hacía daño. Le costaba un mundo al cuadro cadista crear ocasiones claras, así que el panorama del partido no cambiaba.

Sergio metía en el campo a Robert Navarro y Kouamé, y al fin los cambios daban un plus al conjunto gaditano. El centrocampista de Costa de Marfil se adueñaba del balón y daba criterio al juego cadista, mientras que Navarro ofrecía variantes en el juego por dentro.

Los gaditanos iban a más pero no fue hasta el último cuarto de hora cuando de verdad pusieron en aprietos a Las Palmas. Con Navarro incisivo, Chris Ramos tocando todo arriba y Maxi generando ofensivamente, el Cádiz iba descaradamente por el empate hasta que llegó en un balón parado. Justo antes Sergio metía en el campo una revolución con Machis y Guardiola poniendo tres centrales y dos carrileros con el venezolano y Lucas Pires.

Situación que cambiaba viendo que el marcador se ponía 1-1 y que tenía que dar equilibrio en los minutos finales. Alcaraz se ponía de central junto a Fali, mientras que el centro del campo era el formado por Kouamé y Robert Navarro con Machis y Guardiola en las bandas, un equipo muy ofensivo que no tuvo problemas en al menos sumar punto que no saca de pobre al Cádiz pero lo mantiene en la pelea.

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