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La pizarra del Levante 1-1 Cádiz

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Los amarillos cuajan una de las mejores primeras partes de los últimos años, pecando de la falta de gol habitual y dando paso a una segunda en la que no merecen siquiera empatar

La crónica del Levante 1-1 Cádiz

Chris Ramos en un momento del partido l.v.
Rubén López

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Empate de mensajes al palco

Reapareció el Cádiz, al menos durante 45 minutos. Los que seguimos al cuadro cadista desde tiempos inmemoriales no recordábamos una primera mitad en la que el equipo de amarillo tuviera el dominio del balón y llegase con tanta facilidad a la portería contraria. Además jugando bien, o como se presupone que se debe jugar bien. A saber: triangulando, pases con sentido, defensa adelantada y rematando a portería.

El estilo de Paco López daba sus frutos en el Ciudad de Valencia, borrando la pésima imagen ofrecida ante el Zaragoza, cosa que no era demasiado complicado. El problema estuvo en la evidente falta de gol. No se pueden perdonar tantas ocasiones y al final ese buen juego se esfumó llegando al descanso con el 0 en el casillero de goles. Más aún cuando en la segunda parte todo cambió y el Levante se puso a lo suyo. Borró al Cádiz del partido y comenzó a engrandecer a un David Gil que acabó con el debate en la portería y facilitó un empate que por ocasiones del rival no sería ni justo para los amarillos.

1. Cambio de sistema

Paco López se dejó de tonterías y sabiendo que era prioritario cambiar muchas cosas para no aumentar los nervios del personal, el entrenador optó por tres centrales, los que tenía, y un once mandando muchos mensajes al palco, muy al estilo Álvaro Cervera.

Para empezar diciendo que no tiene laterales zurdos. Solo tiene uno, Matos, ayer con algún problema físico, pero no tiene más. Otro mensaje; no hay delanteros. Chris Ramos jugó todo el partido ante las molestias de Roger, pero es que tampoco hay más recambios, a no se que se quiera confiar en Mwepu. El entrenador dejó sin hacer dos cambios, jugando con Ocampo y Escalante de inicio y sabiendo que tenía que resguardar a su estrella Ontiveros. O se ficha, o el Cádiz va a requerir uno de los grandes milagros de la Biblia si quiere estar arriba.

Volviendo al partido, el sistema de López daba sus frutos. Con un Fali más adelantado a los centrales cada vez que el cuadro cadista atacaba, el valenciano llegaba cada dos por tres a la frontal del área metiendo centros con veneno. Chris Ramos tuvo un par de ellas y también Alcaraz. El sistema permitía tener dos laterales con mucho recorrido, y ahí Zaldua tenía la posibilidad de llegar a línea de fondo con más facilidad que un Iza que aunque también lo hacía llegaba siempre con pierna cambiada.

2. Sin gol no se puede

El problema del Cádiz estaba en dos aspectos: la falta de gol que le impedía encarrilar el partido y los problemas atrás. El Levante era capaz de filtrar balones entre los centrales con un Carlos Álvarez que apunta a jugón. David Gil salvó los muebles durante todo el partido pero la lentitud de los centrales y sobre todo los espacios que el cuadro cadista dejaba atrás eran un auténtico peligro para los amarillos.

Un ataque del Cádiz mal acabado dio paso a una contra en la que la superioridad amarilla no se notó ante el gran pase de Álvarez que permitió un mano a mano que Gil no logró detender. El Levante tomaba la delantera sabiendo que no se puede fallar tanto.

3. Vuelta al 4-4-2

El Cádiz tardaba en reaccionar hasta que el entrenador comenzaba a mover el árbol. Para empezar dándole minutos a Ontiveros por Brian Ocampo. El malagueño se iba a la izquierda para luego pasar al medio. Y es que el técnico quitaba los tres centrales metiendo a De la Rosa y Alejo en el verde.

El cuadro cadista acababa con defensa de cuatro en la que Glauder era lateral zurdo, Escalante y Alcaraz, muy cansados ambos, en el centro, con De la Rosa y Alejo en las bandas y Ontiveros con Chris arriba. Un 4-4-2 que no terminó de funcionar, ya que el partido estaba muy roto. El centro del campo cadista no reaccionaba, Ontiveros no enganchaba balones y solo De la Rosa trataba de inquietar por su zona. Un partido de ida y vuelta en el que el cuadro local hacía más daño que el visitante.

El partido estaba bonito pero las oportunidades era del Levante, y algunas de ellas muy claras. El penalti transformado por Alcaraz daba bálsamo a un equipo que encontró un empate casi injusto en la segunda mitad, pues el Levante rozó la victoria en el útimo suspiro del partido.

Un punto, que no es malo, para entender que hay mucho margen de mejora pero sobre todo para recordar que hacen falta fichajes. Es una evidencia tan claro que Paco López, tal y como avisó en la previa, habló donde debía hacerlo, en el terreno de juego. A buen entendedor...

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