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La pizarra del Cádiz - Las Palmas
Pellegrino puso su broche con un partido en el que la mayoría de sus cambios tácticos los hizo obligado por la grada y por la expulsión de Chust
El gran epílogo
No pudo ponerle mejor epílogo a su malísima estancia en el banquillo del Cádiz, Mauricio Pellegrino que con el enésimo decepcionante encuentro que sus pupilos jugaron ante su hinchada y con el que pusieron marcha directa a Segunda División, una categoría a la que el Cádiz CF entre de manera justa y con algún que otro retraso. Las tristes y consabidas victorias frente a los desganados y negligentes Getafe y Sevilla dieron algo más de alas a un equipo amarillo que nunca ha estado a la altura de las circunstancias en una temporada para olvidar. Pero a pesar de que los partidos antes citados tan solo se les puede denominar simulacros, lo cierto es que tantos la duración de los mismos fue idéntica a lo reglamentaria. Es decir, los minutos pesaban sobre las piernas de unos jugadores que le han pesado hasta las medias.
A pesar de la malísima forma física con la que ha terminado el equipo, Pellegrino no ha visto que podía terminar de cargarse a sus muchachos, los mismos a los que ha sacado hasta en tres ocasiones seguidas repitiendo el mismo once titular que no llegaba con luz hasta el minuto 50 aproximadamente.
1. Mismo once cansado
A pesar de que salvando a un par de jugadores, el once del Cádiz CF bien podría ser distinto cada partido de la temporada dado que se habría conseguido lo mismo jugase quien jugase, el caso es que Mauricio Pellegrino no advirtió el riesgo de alinear al mismo once en tres partidos en la misma semana. Por todo ello, era lógico que los futbolistas durasen lo que durasen en cada encuentro.
Una vez más, el juego del equipo amarillo se fundamentó en lo de siempre y solo contadas ocasiones en las que Navarro entraba en juego se atisbaba algo de peligro en la portería contraria. El gol anulado a Javi Hernández por fuera de juego de Zaldua fue solo un espejismo.
2. La grada ordena los cambios
Pasaban los minutos y el Cádiz CF no daba muestras de que se le iba la vida con el empate. Por enésima vez, Pellegrino dejaba pasar los minutos como si el punto le diera algo de validez mientras el once gaditano apenas originaba nada y Las Palmas hacía uso de la pelota como quería anestesiando cada vez más a una afición que ha acabado la temporada en casa hastiada.
Tanta era la desidia en el banquillo que bastó el enésimo despropósito en un ataque desorganizado amarillo que la grada explotó. Fue eso lo que tuvo que despertar a Pellegrino, que se dio cuenta que necesitaba algo más y refrescar a los suyos y lo hizo dando entrada a los protagonistas del comodón gol en Sevilla. Así, en el minuto 54, daba entrada a Juanmi y Sergi Guardiola por Sobrino y Roger, ambos fatigados.
3. Defensa de tres
Los cambios apenas dieron mayor movilidad a un ataque que se estorbaba y en el que el único que intentaba poner cordura era Juanmi, que se convertía en el organizador del equipo viendo como Alcaraz necesitaba ayuda ante la eterna inoperancia de Escalante.
Pero nada. El Cádiz se atragantaba y Pellegrino no hacía más que pegarse tiro en el pie alejando del área a Guardiola. Por todo ello, en el 66' metió a Campo, que parecía ser la esperanza pero acabó siendo mucho ruido y poas nueces. Pero para ruido, el que hizo la entrada peligrosa de Chust a un contrario y que dejaba a los suyos con uno menos desde el 74'. Aunque solo fuera por esas, Pellegrino se atrevió a poner una defensa de tres y rezar en busca de un milagro que no se dio porque el mazo ni se compró para darle desde hace ya muchísimos meses.
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