PAN y Circo

Impotencia y hastío

Lo que se transmite desde el terreno de juego no invita al optimismo. Más bien todo lo contrario

El cadismo no está nada satisfecho con su equipo esta temporada. ANTONIO VÁZQUEZ

Un manto de tristeza, una ola de pesimismo y resignación parece envolver a la afición cadista que, circunspecta y cabizbaja, abandonaba el pasado viernes su viejo Carranza.

Noche incómoda, desabrida, sometida a una saña inopinada del pluvioso meteoro y al enésimo despropósito del equipo amarillo.

Llovía y llovía. Y hasta pareciera que fuera la misma noche gaditana la que derramara sobre la grada y el césped todo un desatado caudal de aflicción y melancolía, en forma de lágrimas. Porque fue una noche extraña y amarga, en la que la hinchada asumía que el drama que contemplaba la condenaría, irremediablemente, a la temida tragedia al final de temporada. 

Sobrados motivos tiene para ello. 20 partidos consecutivos sin ganar, tantos meses sin saborear la alegría de una victoria han conducido a esta chocante sensación de impotencia y hastío. 

Resta todavía una porción considerable de calendario como para que sea posible enderezar la situación, en el que destacan duelos frente a rivales que pudieran ser directos para evitar el descenso. Pero lo que se transmite desde el terreno de juego no invita al optimismo. Más bien todo lo contrario. Aparte de desplegar un juego discontinuo y espeso, con el que cuesta una enormidad acercarse al área rival, a los jugadores les pesa como una losa cualquier contratiempo que suceda durante el partido.

Como se pudo contemplar frente al Betis, cada error de bulto propició un gol del adversario y cada gol encajado supuso un socavón insalvable en la frágil moral del equipo.

Hacía mucho tiempo que el Cádiz CF no mostraba una imagen tan negativa de conjunto débil y carente de armas futbolísticas. Salvo aislados arreones de ímpetus individuales, la creación ofensiva resultó absolutamente nula.

Urge un revulsivo radical para cambiar esta dinámica, porque de persistir en ella nos vamos de cabeza a Segunda con varias jornadas de anticipo. Ya se cambió al entrenador y seguimos en las mismas: sin ganar y sin marcar un gol. Tras el pintoresco y desperdiciado mercado de invierno, habrá que dar la oportunidad a jugadores no habituales. Algo se habrá de hacer.

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