Cádiz CF
Sin excusas
Da la sensación que desde la propia directiva hay cierto interés en crear mal ambiente
Parece que en la directiva molesta la pregunta acerca de la renovación de Álvaro Cervera, pero es superior el enfado de la afición al no tener una respuesta clara sobre cuándo se llevará a cabo la prolongación del contrato del entrenador con mayor número de victorias del Cádiz CF en el fútbol profesional.
Haciendo un sencillo ejercicio de memoria, el año pasado parte de la afición criticó duramente al técnico debido a los altibajos que hubo durante todo el curso. De hecho, esto es algo que resaltó el propio Óscar Arias en su comparecencia en el Ateneo cuando afirmó que a pesar del mal comienzo se confió en Cervera y se le mantuvo en el cargo.
Con este precedente, me cuesta entender por qué con un comienzo impecable como el del presente curso se está alargando en el tiempo la renovación del principal responsable del destacado liderato amarillo en este primer tercio de competición. La afición, sabia, ya ha demostrado en no pocas ocasiones su indiscutible apoyo al técnico cadista, lo cual hace más surrealista la situación de un club en continuo crecimiento desde su llegada.
Quizás sea yo, pero estas declaraciones no hacen otra cosa que crearme teorías conspiranoicas sobre por qué no se lleva a cabo la esperada decisión, como esperar a que otro club le haga una oferta para poder decir que Cervera ha sido el que ha preferido marcharse en lugar de quedarse en el Cádiz CF o simplemente estar esperando un fallo al que aferrarse para tener una excusa.
Por si fuera poco, Arias dejó bastante claro que la categoría “está más o menos consolidada”, unas palabras que suponen un pecado capital para cualquier persona que conozca mínimamente la Segunda División y que entrañan una presión extra para un equipo que tiene muy marcado el partido a partido que tan buen resultado está dando hasta el momento.
Todo esto, por tanto, choca frontalmente con la idea de dilatar en el tiempo la renovación de un Álvaro Cervera que ha superado el inicio liguero de aquel Levante que se paseó por la categoría hace tan sólo cuatro temporadas.
La cuestión es que da la sensación de que desde la propia directiva hay cierto deseo de crear mal ambiente en el seno de una entidad que, en estos primeros meses de competición y gracias al comienzo que ha firmado el equipo, es una balsa de aceite en la que afición y equipo van a una. Estas declaraciones de Arias no pueden provocar otra cosa que un maremoto en la cabeza de un entrenador que puede responder tanto en sala de prensa, emulando al dirigente sevillano, o en el campo, como viene haciendo desde que arrancara el curso a finales de agosto.