Celta - Cádiz

La pizarra del Celta 4-0 Cádiz CF

Los amarillos salen a jugar infieles a su filosofía y aunque merecen menos castigo y marcar en la portería rival, se llevan cuatro goles que le condenan al descanso

Los jugadores del Celta celebran un gol LA VOZ

Rubén López

Al Cádiz no le va el boxeo

En un intercambio de goles, cuál combate de boxeo, el Cádiz va a caer rápido en el ring. Un golpe de derechas, uno más bajo de lo normal y en la respueta del púgil amarillo el combate ya ha abacado con la lona como testigo.

Al Cádiz de Álvaro Cervera no le va la acción-respuesta, no es bueno en una lucha a campo abierto, corriendo arriba y abajo, defendiendo en los espacios, con los centrales corriendo a la espalda. Es la antítesis de lo que quiere el entrenador pero todo eso sucedió en Balaidos.

Y eso que el conjunto amarillo tuvo más oportunidades claras que nunca. Mereció mucho más al descanso ante un rival con una enorme efectividad. Pero por todo ello Cervera insiste que su equipo no puede jugar a eso, porque enfrente tienes a Nolito y Aspas que necesitan media ocasión para marcar y el equipo amarillo no tiene esa capacidad para responder al intercambio de golpes.

Partido para la reflexión y una vez más para poner los pies en el suelo. Tranquilidad, confianza y a volver a los orígenes.

1. Alejo, la gran novedad en el once

Sorpendía Álvaro Cervera apostando por un Iván Alejo que cuajó buenos minutos ante el Barcelona en Carranza y cada vez que ha tenido minutos en la segundas partes lo ha hecho bien. Era la gran novedad junto al regreso de Álvaro Negredo y la suplencia de Jairo.

Cervera apostaba de nuevo por el 4-4-2, la formación que mejor resultado le ha dado hasta ahora, pero su equipo salía de otra manera al partido. Con la defensa más adelantada, tocando en exceso cuando robaba y eso sí, creando ocasiones muy claras. Sin embargo, el Celta en una gran triangulación con un Aspas espectacular le daba el primer golpe a los amarillos .

El empate pudo llegar con un cabezazo al palo de Negredo y otra ocasión de Alejo, pero el Celta hacía estragos en los espacios que, incomprensiblmente, dejaba el equipo gaditano atrás. En uno de ellos llegaba el penalti de Conan y el partido moría.

La escuadra gaditana no era fiel a su estilo. Un partido en el que pasaban demasiadas cosas, el ritmo del encuentro era excesivo y todo ello era en perjuicio del conjunto amarillo.

2. Partido finiquitado al descanso

Con el tiempo de descanso el partido estaba ya más que listo y visto para sentencia. Con un 4-0 en el marcador merced a varias cosas: la alta efectividad del Celta con cuatro oportunidades y cuatro dianas, el bajo acierto cadista arriba con ocasiones para marcar, y sobre todo el marcador se vio condicionado por la poca capacidad defensiva de un Cádiz irreconocible.

Si ante el Barcelona el sistema defensivo fue excelso, ante el Celta brilló por su ausencia. Sobre todo porque el Cádiz intentó cosas que no sabe hacer o que no tiene la calidad para hacerlas.

Cervera movía el banquillo al descanso quitando a Espino y metiendo a Jairo de carrilero y a Pombo por Alejo. Los amarillos jugaban con Pombo en la derecha y Perea en la izquierda pero el partido ya estaba más que finalizado.

3. El Celta roza la humillación

La segunda parte fue un quiero y no puedo del Cádiz. Los amarillos intentaron que pasaran menos cosas, procuraron volver a su estilo pero el partido estaba ya muy decantado para el equipo de Coudet. El Celta tuvo en varias ocasiones el quinto gol pero los fuera de juegos, bien tirados por la defensa cadista, y los fallos vigueses evitaron una goleada mayor.

El entrenador cadista metía tres cambios más sabiendo que poco más podía hacer en el partido. Garrido entraba por un cansado Jonsson, y los dos delanteros, Negredo y Giménez, eran suplidos por Lozano y Malbasic.

Poca historia más en un equipo que intentó mover piezas con Pombo jugando por el medio o en la banda izquierda y con Perea muy desaparecido en la segunda mitad.

El encuentro y el resultado debe servir para no olvidar que el Cádiz está jugando en Primera y que c ualquier momento de distensión hace que el rival lo aproveche y que haga sangre como pasó en Vigo.

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