Cádiz - Osasuna
La pizarra del Cádiz 0-1 Osasuna
Mal partido de un equipo cadista que no le mete la intensidad y calidad necesaria a un partido que le condena a sufrir en las próximas semanas
Regalos Cádiz CF S.A.
Desde el minuto uno se vio que el Cádiz no estaba lo suficientemente metido en el partido ante Osasuna. Un encuentro al que le hacía falta intensidad e ir a ganar desde el comienzo ante un rival plagado de suplentes e incluso algún canterano. Pero este Cádiz se empeña, de manera histórica, en regalar cuando menos debe hacerlo. El club es un hervidero de momentos en los que se complica la vida cuando lo tiene todo a favor para conseguir los objetivos con tranquilidad.
El Cádiz regaló el partido ante Osasuna, podría ser el titular más válido. Tuvo algunas ocasiones pero no las suficientes para un equipo que sigue pecando de falta de gol y que hace menos daño arriba que el pescaíto en blanco, como se suele decir. Un equipo que además ve como llegan lesiones inesperadas de jugadores con pocos minutos y que él mismo se complica las cosas sin hacer un partido similar al que nos ha acostumbrado en jornadas previas.
Un tropiezo, un gatillazo en toda regla, en el momento más inesperado. Y como precisamente nadie esperaba esta derrota, ello tiene que servir para recomponerse y seguir confiando en un equipo que ha dado argumentos para creer.
1. Mínimas rotaciones
Roger y Chust eran las dos novedades en el Cádiz de cara al choque ante Osasuna. Los amarillos se adueñaban del balón desde el comienzo pero tardaban en pisar el área de Aitor , portero de un Osasuna plagado de suplentes que no estaba por la labor de complicar mucho la vida al Cádiz.
Rubén Sobrino tenía la primera oportunidad para los cadistas pero el Cádiz creaba peligro a cuentagotas. La posesión era amarilla pero la sensación era que el equipo amarillo creaba más peligro cuando robaba la pelota, con un Fede San Emeterio que fue de los mejores de la primera parte. Los minutos pasaban y se veía que sí, que la posesión era amarilla pero que las ocasiones llegaban muy de vez en cuando y sin excesivo peligro.
2. Faltan un par de marchas más
El partido llegaba al descanso con la enorme sensación de que el equipo de Sergio tenía que meterle una o dos marchas más al encuentro si quería sacar algo positivo. Bongonda trataba de meterse por dentro y desbordar pero no terminaba de generar esa jugada de peligro definitiva.
Sergio veía como nada más comenzar la segunda parte una lesión volvía a trastocar sus planes. En la primera fue la de Chust y ahora era la de Roger. Dos lesiones que hacían que el entrenador tuviera que utilizar dos ventanas de cambios. El dibujo del Cádiz no cambiaba con la entrada de Guardiola pero el Cádiz no daba ese empujón necesaria para poder meterse de lleno en la lucha por los puntos.
Alcaraz se venía a la defensa para subir balones y Bongonda se metía por el centro pero no había conexión arriba y cuando la había el daño en la portería de Aitor era mínimo.
3. La estocada de Osasuna
Y cuando la cosa parecía que podía quedar en un empate sin más, llegaba el golazo de Rubén García para que los cimientos cadistas comenzaran a temblar. Sergio movía el banquillo con Álex, Alejo y Negredo, dejando al Cádiz con hasta tres delanteros en el campo. La idea era acumular jugadores en al área rival pero ni por esas el Cádiz tuvo ocasiones.
El cuadro cadista era un conjunto sin ideas, tirando más de corazón que cabeza y con mucho balón al área pero pocos remates claros. El Cádiz perdía un partido por su propia desidia, regalaba un choque ante un rival que no hizo nada del otro mundo para ganar pero que demostró calidad en el momento justo.
Toca levantarse ante el Valencia y tener claro que en estos partidos hay que meter la pierna larga, como diría el siempre recordado Luis Aragonés.
