Pan y circo

Tarde aciaga en Vallecas

'El equipo pareció como enredado cuando le llegó el turno de remontar el partido'

falcao gana el pulso en un salto a cala.
Pepe Reyes

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Un embrollo, un tumulto atropellado e infructuoso, un zafarrancho desordenado de ataque, un arrebato inconexo de urgencias desesperadas. Así pareció la extraña, la inopinada imagen ofrecida por el Cádiz cuando tocó levantar amarras, salir del molde establecido y buscar con ahínco la portería contraria.

Llegó el momento de remontar un resultado adverso fuera de casa y el equipo pareció como enredado, difuso, espeso, errante en la búsqueda de un juego para el que no estaba preparado. Tras encajar dos evitables y enojosos goles en jugadas calcadas , se advirtieron ciertos desajustes y hasta extrañas situaciones que llamaron la atención.

Tan generoso en el esfuerzo como impreciso en los toques, Salvi Sánchez llegó a ocupar hasta tres posiciones distintas durante el partido, Rubén Sobrino acabó jugando de mediocentro, el lateral Espino remataba al poste el acercamiento más peligroso de la segunda parte...no es este un Cádiz reconocible.

Nuestro jugador más desequilibrante, Alberto Perea, saltaba al campo demasiado tarde, Jonsson volvía a ser sustituido sin causa aparente en el descanso, Bastida volvió a la titularidad en una apuesta arriesgada, Lozano y Negredo en el banquillo, Álex en la grada...

Cierto es que Cervera siempre guarda una carta de sorpresa en todas las alineaciones , pero en esta ocasión no se ha entendido muy bien la combinación pretendida con sus naipes. Con las bandas inocuas en ataque, Bastida sacrificado en labores de contención y Andone muy lejos de la forma exigible, nuestra única opción de acercamiento a la portería era a balón parado. Se llevan sólo siete jornadas de liga y queda mucho tiempo por delante, por lo que las conclusiones que se extraigan de estos partidos disputados no deben caer en el dramatismo, ni encender alarmas, ni animar a la zozobra. Pero las sensaciones percibidas conducen a cierta preocupación.

La base de la plantilla se ha hecho otro año mayor, José Mari vuelve a no tener sustituto confiable, Álex, otrora líder, parece haber perdido la confianza del técnico y, hasta ahora, la única aportación tangible de los fichajes realizados se reduce al balón parado del chileno Alarcón.

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