Pan y circo
Sin recompensa
ledesma no pudo parar el empate del almería.
Todos los minutos hieren y el último mata. Dramática síntesis de la finitud de la existencia, que bien podría extenderse al padecimiento continuado de una hinchada, que ansía que llegue cuanto antes el final del partido y cada minuto que pasa es como una losa de congoja y de dolor. El tiempo duele. Sobre todo cuando se nos presenta viscoso, perezoso, lento y estancado, y nuestro deseo es que fluya con rapidez.
Que el último pitido se escuche cuanto antes y los puntos vuelvan a quedarse en casa . Pero lástima mucho que después de tan largo padecer el pasado sábado frente al Almería, el destino nos tuviera preparado un epílogo tan macabro, un golpe tan inesperado como fatal en el penúltimo instante del encuentro. Sin necesidad de que el rival hilvanara jugada alguna, bastó un sainete inesperado en el intento de sacar el balón de nuestra área, para que una victoria que parecía asegurada se esfumase, ante la atónita estupefacción de la grada. Un despeje sin contundencia, un rebote en la espalda de un defensor amarillo, una indecisión para ver quien aleja el balón...y gol. Todo el buen trabajo desplegado sobre el campo, por el que el rival no tuvo opción de disparar a puerta en más de 90 minutos, quedaba sin recompensa. Y hasta pudo ser peor, pues Ledesma salvó al final lo que hubiera constituido la consumación total de la tragedia.
Porque estos partidos, cuando se endemonian, parece que toda casualidad funesta esté al acecho para sucederse. Tal vez se echara en falta algo más de atrevimiento para intentar cerrar el partido con un segundo gol, sobre todo teniendo en cuenta que el contrario contaba con un hombre menos y se advertían fisuras en su retaguardia que no fueron aprovechadas, por falta de decisión, a la hora de filtrar el decisivo penúltimo pase. Esta vez la moneda salió cruz , pero lo importante es la sensación homogénea que el equipo transmite y lo incómodo que se les hace a los rivales jugar contra el Cádiz. El acierto, seguro que llegará.
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