Opinión
Penalti de nueva generación
De nuevo el Cádiz resultó perjudicado por ominosas decisiones arbitrales en Villarreal
Cuando aún se buscaba doméstico acomodo para presenciar el partido en esa fatídica hora de la siesta dominical , mientras todavía discerníamos la identidad de los jugadores vestidos novedosamente de azul, una jugada temprana, un siniestro en pleno albor, vino a colmar de desasosiego los hogares gaditanos.
Penalti de nueva generación por manos dentro del área, que obligaba al cuadro cadista a afrontar el difícil duelo en Villarreal con la precipitada, imprevista rémora de la desventaja en el marcador. Circunstancia que empujó al Cádiz a soltar amarras desde el inicio y hasta se atisbó la intención de un juego algo más fluido y ofensivo que en ocasiones precedentes. Pues la especulación con el resultado se convirtía en inútil, al presentarse éste tan pronto desfavorable.
Marcador que bien pudo cambiar en las postrimerías si el colegiado hubiera aplicado el mismo surrealista rasero con otras involuntarias manos en el área contraria . No lo hizo, y de nuevo resultamos perjudicados por ominosas decisiones arbitrales, perpetradas bajo el auspicio misterioso, el consejo tenebroso de esa cabina aséptica, distante, fría e inescrutable denominada 'sala VAR'. Funesto artilugio de novísima invención, que ha venido a tornar en delirante la ya perniciosa deriva sufrida durante los últimos años en la interpretación del reglamento.
Tras casi un siglo y medio de vida, quién iba a imaginar que el fútbol, deporte rey universal, acabaría convertiéndose en un juego sólo apto para mancos. Dinámico, vertigionoso y viril, la esencia que lo define queda anulada al reducir su análisis al petrificado instante de una imagen congelada, al deformado espejo del tiempo momificado. Desde la inane atalaya de una pantalla infalible, el fútbol se desmorona. Arrastrados por lo ilusorio de su engañosa perspectiva, cualquier contacto entre jugadores es una falta y todas las manos pueden ser señaladas. Salvo en el milimétrico trazado de las líneas del fuera de juego, que reparte justicia real entre los contendientes, la irrupción del VAR sólo ha contribuido a aumentar las suspicacias y a la transformación de este bello deporte en un espectáculo muy distinto al que conocimos.
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