Pan y circo

Naufragio

'Desde el segundo gol encajado en Getafe, el Cádiz no fue más que un pelele en manos de los anfitriones'

Una inquietante sensación de perplejidad, desengaño y estupefacción invadía al alma cadista cuando terminaba el fatídico partido de Getafe. No se recuerda una segunda parte tan desastrosa , tan inoperante, tan impotente y jalonada de tantos errores como la contemplada en este indigesto mediodía dominical.

Nadie podía esperar semejante desenlace, pues durante el primer tiempo el equipo había competido con desahogada dignidad y, aunque no creara situaciones de verdadero peligro, al menos supo reaccionar al gol recibido y mover con cierta soltura el esférico.

Aunque ya se advertía que la balanza quedaba muy desequilibrada en las áreas : mientras cada centro de los azules era gol o casi gol, los amarillos no fueron capaces de rematar a puerta ninguno. Circunstancia que se agravó en la reanudación y que marcaría dramáticamente el devenir del duelo.

El segundo gol encajado tuvo un efecto demoledor y desde entonces el Cádiz no fue más que un pelele en manos de los anfitriones. Desde el extraño doble cambio realizado en el descanso hasta la última modificación ideada desde el banquillo en desesperado intento de enderezar la situación, todo, absolutamente todo, ocasionaba el efecto contrario.

Mientras más ocurrencias se experimentaban mayor dimensión adquiría el desastre. Como si de un insólito e infructuoso carrusel se tratara, hasta cuatro hombres diferentes llegaron a ocupar el puesto de lateral derecho. El doble puesto de medio centro, llamado a dar equilibrio y sostén al equipo, volvió a sufrir inopinadas alteraciones. De ser ocupado en principio por Álex y Alarcón, pasó a manos de un desorientado Fali y del joven Bastida, al que flaco favor se le hace saltando al campo en semejante contexto de desajuste general, cuando al medio del campo se le exige que enderece la situación y que asuma las riendas de la remontada. Al tiempo, a Álex Fernández se le volvía a abocar a una nueva diáspora de múltiples posiciones, cuando parecía que empezaba a asentarse en la medular. Todo se convirtió en un desbarajuste...y sin repuestos reales de delanteros en el banquillo. Un naufragio en toda regla que ha de servir como lección.

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