Pan y circo

Naipes ganadores

Nadie podría haber imaginado que el Cádiz jugase en Valladolid con una pareja de mediocentros inédita

augusto fue titular en Valladolid. l. v.
Pepe Reyes

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Por si aún quedaba alguna duda de la potencial capacidad de sorpresa, de la inaudita , espontánea facultad que posee Cervera para generar asombro por su peculiar e irrenunciable manera de entender el fútbol, ahí quedó la alineación que presentaba el pasado sábado en el Nuevo Zorrilla .

Un once inesperado, absolutamente alternativo , plagado de cambios, en el que coincidían un buen número de jugadores poco habituales e incluso inéditos en la titularidad a lo largo de la temporada. Dado el cúmulo de bajas obligadas, a causa de lesiones y sanciones, algunas variaciones se esperaban. Pero quién hubiera imaginado que el Cádiz fuera a plantarse en el césped vallisoletano con una pareja debutante de mediocentros y con una dupla atacante en la que no aparecieran ni Sobrino ni Negredo, ambos insustituibles desde hace muchas jornadas.

Tal vez por este motivo o quizás debido a la torrija general con que el equipo se desenvolvió durante la primera mitad, el caso es que en este período sólo se contabilizaron jugadas de ataque, intención ofensiva, dominio en el juego y el único gol, a cargo del bando blanquivioleta.

Con el centro del campo a la deriva, pues ni Garrido ni Augusto llegaban a las disputas ni controlaban el balón , el área contraria constituyó territorio inédito para las huestes amarillas. Con los cambios y una renovada actitud, algo mejoró el panorama en la reanudación, el partido se equilibraba y se conseguía el tanto del empate.

El Valladolid, atenazado por la necesidad, angustiado por la obligación de victoria, se convirtió en un manojo de nervios, perdía el sitio en el campo y ofrecía expeditos caminos para el contragolpe visitante. Si hubiéramos mostrado más acierto y serenidad en el último pase, ese tramo final del encuentro bien podría haber supuesto el sello casi definitivo de la permanencia. Objetivo para el que aún contamos con cinco naipes ganadores, salvadores comodines conseguidos tras tan loable trayectoria. El primero de ellos, en Los Cármenes, territorio de infausto recuerdo para el cadismo, debe significar el encarte definitivo que abroche con oros la campaña.

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