Cádiz CF
El método y sus réplicas
El partido del pasado domingo frente a la Real, cuyos jugadores nunca se precipitaron y nada concedieron, constituye un serio aviso del panorama que nos espera. Aunque este método debe ser el idóneo, si hasta el mismo Barça nos imita
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Quién lo iba a decir. Después de tantos años de imperio del tiki taka, de exquisitez futbolística, de exuberancia combinativa e individualidades superlativas, el juego del Barcelona iba a parecerse al del Cádiz. En una extraña mutación de proceder inadvertido, parece como si la mente de Ronald Koeman hubiera sufrido una descarga súbita de neuronas de Álvaro Cervera cuando preparaba el duelo frente al poderoso Bayern.
Al margen de las obvias diferencias y de distintos matices tácticos, la imagen, la predisposición y la distribución de los azulgranas sobre el campo mucho nos hizo recordar a la que tradicionalmene nos ofrecen nuestros futbolistas amarillos. Muchos recurren al tópico del estilo mancillado, esa forma brillante y ofensiva de jugar que durante tanto tiempo caracterizó al ex conjunto de Messi, y que ahora se interpreta traicionada. Pero no hay opción a estilo alguno cuando el rival es absoluta, indiscutiblemente superior .
Lo que en el Camp Nou constituyó sorpresa y estupor, aquí se asume ya como algo cotidiano. No todos los públicos están preparados para contemplar en su propio estadio cómo su equipo entrega la iniciativa y el balón a su contrincante y espera una lejana oportunidad de ataque con algún conato de contragolpe que, muy de tarde en tarde, pueda producirse. Pero aquí sabemos, por la experiencia reciente de estos años gloriosos de resultados, que cualquier forma de interpretar el fútbol, por tosca y rácana que pueda parecer, es por completo válida, siempre que con ella se consiga el objetivo de los puntos.
Porque hemos aprendido a aceptar con resignación que todo nuestros rivales son mejores y que no existe otra manera de hacerles frente que cederles el protagonismo, aguantar sus acometidas y esperar que se enchufe la que tengamos. La duda acechará cuando, tras casi renunciar a jugar al fútbol, caigamos en una aciaga dinámica de derrotas.
El partido del pasado domingo frente a la Real, cuyos jugadores nunca se precipitaron y nada concedieron, constituye un serio aviso del panorama que nos espera . Aunque este método debe ser el idóneo, si hasta el mismo Barça nos imita.