Cádiz CF
Cádiz CF: Solvencia y seguridad
El cadismo vive un deleite de perplejidad, sorprendido por el portentoso arranque de su equipo
En esta temporada tan atípica, en la que el fútbol ha de contemplarse 'online' y a distancia, en la que todo resulta tan televisivamente cercano pero tan lejano a la vez, en la que el Carranza, incrustado en el corazón de La Laguna, se transforma en escenario aséptico y remoto cuando el Cádiz CF ejerce de local, el cadismo vive un deleite de perplejidad, sorprendido por el portentoso arranque de su equipo.
Una afición, que cuánto disfrutaría si pudiera responderle con su aliento, su empuje y su calor. Pero el espectáculo carece de su idiosincrásico carácter presencial, por lo que la emoción, el pálpito, el estallido de alegría que los éxitos generan han de circunscribir su festiva expansión al reducido ámbito de lo doméstico.
Una fiesta con la que gozamos enormemente pero de la que somos próxima, posee la gelidez distante de un escaparate, la frustración fatal de lo inaprensible. En este extraño contexto, bajo parámetros inusules de estadios vacíos, el conjunto amarillo entusiasma cada jornada a su hinchada por la solvencia y seguridad con que afronta los partidos.
Asentado en la sobriedad de su elaborado sistema defensivo, en el que todos los elementos constituyen parte trascendente y solidario del mismo, atenaza la capacidad ofensiva de los rivales, reduce los espacios y conduce los encuentros a una especie de callejón sin salida en el que se desesperan los contrincantes.
Estudiada celada, en cuyo exhaustivo entramado hemos visto cómo se enredaban, desquiciadas, escuadras punteras de la Primera División, que caían aturdidas, después, por el rayo desconcertante del contragolpe. Tan elevado ha resultado el grado de estupefacción causada por esta inesperada forma de proceder sobre el campo, que ya los adversarios empiezan a replantear sus esquemas, a guardar prevenida cautela en sus enfrentamientos con los gaditanos.
Extremo que pudimos comprobar ante el Villarreal, equipo que hasta sacrificó su habitual juego fluido de ataque para anular las previsibles contras de los locales. Preludio de un escenario, más cerrado y viscoso, con el que tendremos que convivir el resto de temporada.
