Pan y circo
Agradable sorpresa
'Los últimos veinte minutos ante el Villarreal deben marcar el camino a seguir'
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Cuando volvía a reinar la zozobra, cuando se volvían a contar los densos, inacabables minutos que restaban de encuentro para arañar un reconfortable punto salvador, surgió la sorpresa. Los amarillos, lejos de atrincherarse atrás entre nerviosismos e imprecisiones, dieron un valiente paso adelante y hasta pusieron cerco la puerta contraria a base de una calidad recuperada y de un renovado pundonor.
Los últimos veinte minutos desplegados por el Cádiz frente al Villarreal constituyen el momento de mayor nivel ofrecido hasta ahora en esta temporada. Espejo del equipo que la afición merece y modelo a seguir en citas venideras. Los cambios se efectuaron, esta vez, a tiempo y vinieron a significar un dinámico revulsivo para un conjunto que ya ofrecía muestras de agotamiento y que no encontraba la manera de crear peligro en el área rival. La aportación de un participativo y acertado Álex Fernández, la velocidad de Lozano a la espalda de los defensas y la precisión y calma que otorgó al juego José Mari transformaron en luminosa la adumbrada imagen ofrecida hasta ese momento.
Una agradable sorpresa, al fin, que dejó sensaciones muy positivas en la grada y permitió que la hinchada abandonara el estadio como tanto tiempo hacía que no ocurría, sonriente, satisfecha y esperanzada. Últimos veinte minutos que marcan el camino a seguir pero que no pueden hacer olvidar el desbarajuste advertido en el transcurso precedente, donde tantos errores se cometieron y donde tantas pérdidas de balón en zonas comprometidas, absurdas e incomprensibles, a punto estuvieron de ponernos en desventaja en el marcador. No puede ser que el meta Ledesma, con salvadoras intervenciones, se vuelva a erigir en el jugador más destacado del equipo. Urge más contundencia atrás y mayor consistencia en el medio del campo, donde el juego debe fluir mejor y donde se han de evitar los regalos a unos rivales que no van a perdonar tanto como los que, extraña y afortunadamente, tuvimos el sábado pasado. A la espera de que se recupere la vida en los extremos, el Cádiz, al menos, ha reencontrado el pálpito y el camino.
